MARIO ABEL AMAYA (por Gustavo Angerame)
Mes de su amanecer y su negra noche
Augusto principista hasta el fin
Reforma Universitaria, su bandera, la facultad su morada
Ideales de Justicia e Igualdad
Onganía, bastones largos, arrestaba,
Amaya sin desmayo, sumaba.
Bastión soleado, sumo grito de libertad
En defensa de presos políticos y
Luchadores sindicales idealistas
Abogó por ellos en el sur,
Motín, fuga y masacre
Apasionado por la Renovación
Y el Cambio Radical,
Agosto del 76, Amaya secuestrado en Trelew
comienza su negra noche, su masacre.
HAY MÁRTIRES Y MÁRTIRES?
ES UNA PENA QUE HAYA OLVIDOS
ES UNA PENA QUE HAYA OLVIDOS
(por Gustavo Angerame)
¿Es políticamente correcto preguntarse si los compañeros o familiares sobrevivientes del terror de los que Mario Amaya supo defender, sin preguntarle ideología, incluso sabiendo que en muchos casos estaban en la antítesis de su pensamiento, hicieron alguna vez una marcha por él, pidieron por su aparición con vida , o si hoy en día le reconocen su obra en materia de derechos humanos que inexorablemente le costó su vida en la última dictadura militar?
¿Lo recuerdan? o es ignorado por el hecho de pertenecer a la U.C.R., por tal motivo menos romántico para cierta mirada sectaria y fundamentalista que se cree única dueña del dolor, aunque quiero pensar bien e inclinarme a pensar que Mario Amaya es reconocido intimamente por muchos de ellos, sin encontrar eco entre sus pares para hacerlo público.
Desde ya, bienvenida toda demostración que refute lo antedicho.
TRIBUTO A MARIO ABEL AMAYA
Nació un 3 de agosto de 1935, en la localidad de Dolavon, Provincia de Chubut, a donde su familia se había trasladado, ya que su padre era docente y fue a trabajar al sur, dejando atrás su Provincia natal de San Luís. Una vez terminado sus estudios primarios, cursó la secundaria en la ciudad de Trelew, para más adelante estudiar la carrera de abogacía y comenzar en ese ámbito con su actividad política, militando en favor de los ideales de la Reforma Universitaria.
Mario Abel Amaya, se afilió a la Unión Cívica Radical, y fue uno de los miembros que fundaron el Movimiento de Renovación y Cambio, cuyo máximo dirigente fue Raúl Ricardo Alfonsín, en los comienzos de la década del 70. Fue dirigente en su Provincia y electo Diputado Nacional en las elecciones nacionales de 1973. Cabe destacar, su pasión en su tarea política, la cual, desarrollaba siempre en el marco de sus ideales.
Su búsqueda fue permanente en la consecución de un Radicalismo más activo. En este sentido, más allá de las formalidades partidarias, no dudo en defender durante la dictadura de Onganía (1966-1973), a dirigentes sindicales y obreros, entre ellos, a Agustín Tosco.
Una vez producido el golpe de Estado de 1976, Mario Abel Amaya fue detenido por un grupo perteneciente a las Fuerzas Armadas un 17 de agosto de 1976, en su domicilio de la ciudad de Trelew. Su paradero era incierto, hasta que se supo que había pasado por las cárceles de Bahía Blanca y Rawson, para finalmente ser trasladado a la Unidad 8 del Servicio Penitenciario Nacional. En este último lugar de detención, fue torturado hasta que producto de los vejámenes a los que fue sometido, debió ser trasladado al Hospital Penitenciario, donde falleció un 19 de octubre de 1976.
Mario Abel Amaya, al momento de morir tenía 41 años, no se lo podía acusar de ningún cargo o delito, ya que siempre estuvo alejado de las prácticas violentas. Se cumplen 32 años de su muerte, y el permanente recuerdo nos lleva a concluir que fue un ejemplo de lucha por los derechos de los más débiles y la consecución de una democracia social. Una Escuela de Trelew lleva su nombre.
Mario Abel Amaya, es un ejemplo de quienes por el Partido Radical, lo han dado todo a cambio de nada, y se convierte en la actualidad en una referencia a tener en cuenta, al menos, si la idea de la mayoría de los militantes y dirigentes radicales es dotar al radicalismo del futuro, de la tan necesaria vocación de poder, a partir de la formación de cuadros y la promoción de dirigentes que estén a la altura, de poder discutir y aportar soluciones a los grandes temas de la Nación Argentina.
Prof. César Arrondo
UNLP
Mario Abel Amaya, se afilió a la Unión Cívica Radical, y fue uno de los miembros que fundaron el Movimiento de Renovación y Cambio, cuyo máximo dirigente fue Raúl Ricardo Alfonsín, en los comienzos de la década del 70. Fue dirigente en su Provincia y electo Diputado Nacional en las elecciones nacionales de 1973. Cabe destacar, su pasión en su tarea política, la cual, desarrollaba siempre en el marco de sus ideales.
Su búsqueda fue permanente en la consecución de un Radicalismo más activo. En este sentido, más allá de las formalidades partidarias, no dudo en defender durante la dictadura de Onganía (1966-1973), a dirigentes sindicales y obreros, entre ellos, a Agustín Tosco.
Una vez producido el golpe de Estado de 1976, Mario Abel Amaya fue detenido por un grupo perteneciente a las Fuerzas Armadas un 17 de agosto de 1976, en su domicilio de la ciudad de Trelew. Su paradero era incierto, hasta que se supo que había pasado por las cárceles de Bahía Blanca y Rawson, para finalmente ser trasladado a la Unidad 8 del Servicio Penitenciario Nacional. En este último lugar de detención, fue torturado hasta que producto de los vejámenes a los que fue sometido, debió ser trasladado al Hospital Penitenciario, donde falleció un 19 de octubre de 1976.
Mario Abel Amaya, al momento de morir tenía 41 años, no se lo podía acusar de ningún cargo o delito, ya que siempre estuvo alejado de las prácticas violentas. Se cumplen 32 años de su muerte, y el permanente recuerdo nos lleva a concluir que fue un ejemplo de lucha por los derechos de los más débiles y la consecución de una democracia social. Una Escuela de Trelew lleva su nombre.
Mario Abel Amaya, es un ejemplo de quienes por el Partido Radical, lo han dado todo a cambio de nada, y se convierte en la actualidad en una referencia a tener en cuenta, al menos, si la idea de la mayoría de los militantes y dirigentes radicales es dotar al radicalismo del futuro, de la tan necesaria vocación de poder, a partir de la formación de cuadros y la promoción de dirigentes que estén a la altura, de poder discutir y aportar soluciones a los grandes temas de la Nación Argentina.
Prof. César Arrondo
UNLP
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