HUGO CHÁVEZ Y RAÚL ALFONSÍN
por Diego G. Kraljevic
Las tensiones de
poder que se desatan en Latinoamérica son producto de la pelea por la
distribución de la renta. En este sentido se distinguen, claramente, dos
sectores: por una parte, un sector minoritario de fuerte concentración
económica y por la otra, el Estado; organizado democráticamente y
dirigido por el populismo (corriente ideológica que sostiene la
reivindicación del rol del Estado como defensor de los intereses del
pueblo a través de la regulación del mercado, del estatismo en casos
estratégicos puntuales y la justicia social)
La tensión por la
distribución de la renta es sencilla de comprender: el establishment
económico-mediático tiene como meta impedir que se consolide un proyecto
distribucionista, mientras que los obstinados en vivir en una
“democracia completa” peleamos por el progreso y la igualdad.
La clave de esta
tensión está dada por el grado de conciencia que experimenta la sociedad
sobre la existencia de la misma. ¿Qué problema habría si el
enfrentamiento entre el pueblo y el poder económico concentrado fuera
liso y llano? ¿Qué conflicto existiría si los sectores serian fácilmente
identificables por todos nosotros? Ninguno, el populismo se cansaría de
ganar elecciones y las técnicas temerarias del poder económico no
tendrían efecto en la sociedad.
Está claro, que la
tensión es sencilla de comprender desde lo teórico pero muy difícil de
identificar en la vida cotidiana. El frenesí especulativo, el bombardeo
mediático y el brazo político del poder económico concentrado;
distorsionan la tensión y desvían la atención con el fin de recuperar y
ampliar, cuanto más puedan, sus privilegios.
Por lo expuesto,
podemos considerar de extrema gravedad; las posiciones políticas de la
cúpula del radicalismo. Me refiero a su posición ante el conflicto en
Venezuela y al compromiso adquirido con la mesa de enlace en eliminar
las retenciones al campo. Con estas dos posturas, el radicalismo se ha
puesto al servicio del poder económico (queriendo o no) en la puja por
la distribución del ingreso.
En el caso de
Venezuela; la cúpula radical ha emitido un documento en favor de quienes
vienen utilizando la violencia y el arsenal mediático contra el orden
constitucional. En relación a las retenciones; han tomado la decisión de
comprometerse con un proyecto que propone quitar del presupuesto
nacional 10.000 MILLONES DE PESOS (para identificar el impacto
presupuestario, esto equivaldría a reducir las Asignaciones familiares a
la mitad o anular la inversión total en transporte o eliminar el plan
progresar) para guardarlo en el bolsillo de los grandes empresarios del
campo.
Volviendo al tema
Venezuela y al lamentable documento emitido por el cte. nacional de UCR;
me parece pertinente recordar la destacada intervención de Raúl
Alfonsín en el año 2002, cuando después de un intento de golpe de
estado, se logró pacificar el país que ya lideraba Hugo Chávez.
El 11 de Abril de
2002 Venezuela sufría un golpe de estado mediático. La compleja
situación económica, la agitación mediática, la violencia discursiva de
la oposición política y un paro empresarial; crearon el clima perfecto
para que el sector militar se sume al quiebre constitucional y
“auto-asuma” la presidencia, el empresario, Pedro Carmona Estanga.
Tenemos que recordar
que el método utilizado por la oposición en aquel momento es idéntico al
que se emplea en la actualidad: Violencia callejera, movilizaciones
multitudinarias (que no necesariamente representan a la mayoría),
manipulación de la información, adulteración de fotografías y videos;
son los denominadores comunes de ambos intentos destituyentes.Cabe
mencionar; que el FMI fue de las pocas organizaciones que brindó
públicamente su apoyo al gobierno dictatorial.
Lo cierto, es que se
trató del gobierno de facto más breve de la historia. Rápidamente la
realidad le ganó la carrera a la sensación térmica artificial, instalada
por el poder económico y mediático. El pueblo Venezolano resistió la
represión y devolvió a Chávez a la cima del orden constitucional.
Si la situación del
11 de Abril de 2002 era complicada, la que afrontaba el mandatario
restituido por el pueblo, unos días después, no era mucho más simple.
Esto advirtió Raúl Alfonsín desde Buenos Aires, viejo conocedor de
tensiones, estrangulamiento económico y golpes de estado.Alfonsín
convenció al presidente Argentino, Eduardo Duhalde, sobre la necesidad
de organizar una misión de buenos oficios, con el fin de propiciar el
dialogo entre los sectores políticos en pugna y garantizar la paz y el
orden constitucional en Venezuela. También supo obtener el apoyo de los
presidentes Lula Da Silvia de Brasil y Ricardo lagos de Chile.
La llegada del
caudillo radical a Caracas no pasó inadvertida, rápidamente comenzó a
reunirse con todos los sectores políticos. Incansablemente; se reunió
con distintos referentes: con ministros de estado y diferentes figuras
del congreso, del poder judicial, de movimientos sociales, del
sindicalismo, del mundo empresarial y religioso. En dos oportunidades
estuvo reunido con el presidente Hugo Chávez.Alfonsín era conocido y
respetado por todos los sectores. Era considerado un hombre de la
democracia, un valiente defensor de los pueblos y de la integración
latinoamericana.
Uno de los
acompañantes de Raúl Alfonsín, en todo este esfuerzo por recomponer la
democracia en Venezuela, fue el diplomático Hugo Javier Gobbi , quien
narró el encuentro entre Raúl Alfonsín y Hugo Chávez. Vale la pena citar
su descripción del mismo:“El diálogo entre Alfonsín y Chávez fue
particularmente fácil; rápidamente corrió una corriente de empatía entre
ambos. Había mucho que en realidad los unía. Ambos eran figuras
carismáticas, con mucho sentido del humor, que irradiaban calidez y
seguridad. Eran políticos profundamente comprometidos con sus ideales,
transparentes y valientes.Hubo también elementos comunes en sus
trayectorias políticas. Ambos marcaron sus respectivas épocas, siendo
precursores y promotores de profundas transformaciones que tuvieron
dimensión regional. El presidente Alfonsín, en soledad, rodeado de
dictaduras militares, ante serias amenazas internas e internacionales y,
tal vez, en el contexto de mayor dificultad política y económica de
nuestra historia, inició el proceso de democratización y de defensa de
los derechos humanos que se expandió luego a toda América del Sur,
cimentando además en su camino el actual proceso de integración
regional, sustentado en la paz y la solidaridad entre naciones hermanas.
Hugo Chávez, también en soledad, en el momento de mayor fortaleza del
proyecto neoliberal, enfrentó a poderosos intereses internos e
internacionales para reducir sensiblemente la pobreza y la inequidad y
otorgar dignidad a los sectores más sumergidos de su país, representando
además la aspiración de autonomía para los pueblos de la región.”
Al mismo tiempo, es
preciso aclarar que Alfonsín y Chavez tenían estilos bien distintos,
pero ambos defendían al mismo pueblo; tenían las mismas aspiraciones en
relación al bien común, a la autodeterminación de los pueblos y la
unidad de Latinoamérica.
Uno de los diálogos
que mantuvo Raúl Alfonsín en Venezuela, fue con el presidente de la
corte suprema. En él; se ilumino la posibilidad de una salida
institucional a la crisis, que luego se articuló con la realización del
referendo presidencial en 2004, donde triunfo Hugo Chavez.
A su regreso, luego
de una visita que logro descomprimir, en buena medida, las tensiones
políticas en venezuela, se detuvo en Brasil para comentar, en persona,
al presidente “Lula” Da Silva sobre lo acontecido en la república
bolivariana, y se comunicó telefónicamente con Ricardo Lagos (como era
costumbre periódica entre ellos) con el mismo objeto.
Raúl Alfonsín regresó
a Venezuela en 2004, acompañado por otros presidentes, (entre ellos el
presidente Carter) como veedor del comicio donde Chávez logro afianzar
su poder constitucional con el apoyo del pueblo.Un año después, en Mar
del Plata, específicamente el 5 de Noviembre de 2005; los pueblos de
latinoamerica (mediante la acción concertada por el anfitrión Néstor
Kirchner, Luis Ignacio "Lula" Da Silva, Hugo Chávez Frías y Tabaré
Vázquez) se oponen de modo contundente al ALCA. Seguramente Raúl
Alfonsín, en su departamento de Av. Santa Fe, habrá dibujado una sonrisa
en su rostro al enterarse de la noticia. Es probable que viejos
recuerdos hayan invadido su mente, habrá recordado su discurso en la
Casa Blanca ante Reagan, su visita a Cuba cuando lo recibió una multitud
interminable, las reuniones del grupo contadora o cuando pasaba a
buscar al presidente Sarney por Brasil para asistir a alguna reunión
internacional. Después de tanto esfuerzo, tensiones y amarguras;
Latinoamérica iba tomando forma, esa forma que soñó en los años de
plomo.
Diego G. Kraljevic
http://diegogkraljevic7.wix.com/diegokraljevic?deeplink_referrer=socialB_facebook%2F#!HUGO-CHVEZ-Y-RAL-ALFONSN/c1nni/668181FD-1195-4121-80CB-7B247A6733CESomos la vida, somos la paz, somos unión latinoamericana.
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