LOS ERRORES SE PAGAN PERO SON MUCHO MAS COSTOSOS SI SE DEJAN SIN CORREGIR.
de Leopoldo Moreau, el miércoles, 4 de abril de 2012.
Siempre sostuve -y lo sigo haciendo- que la privatización de YPF, junto con la decisión de ir a un régimen de capitalización privada en materia de jubilaciones, fueron los errores más graves en materia económica, con fuertes implicancias sociales, que se cometieron en la década del noventa. Hoy mismo, a 20 años de la enajenación de YPF, estamos sufriendo las consecuencias de ese desacierto que impone fuerte restricciones al desarrollo industria -aún al que hemos alcanzado en el último tiempo por el crecimiento de la demanda interna y externa- y además provoca una fuerte salida de divisas producto de las escasas inversiones en exploración y explotación, a lo que hay que agregar la voracidad de Repsol por girar ganancias a su casa matriz casi como único objetivo de su actividad comercial. Los errores se pagan pero mucho más se pagan si se dejan sin corregir. No hay desarrollo nacional posible si no hay una clara supervisión estatal en materia de política de hidrocarburos y una empresa pública que actúe como rectora en el mercado de combustibles desde la exploración hasta la comercialización. Que cada uno se haga cargo de su propio pasado pero también que cada uno se haga cargo del presente. A mi me importa que los argentinos sepan quién hizo qué en cada etapa histórica del país -yo me hago cargo de lo mío- pero también importa lo que cada uno haga en el presente porque así se escribirá el futuro. La UCR tiene una larga y gloriosa historia en materia de política petrolera en particular y energética en general. Desde la creación de YPF, pasando por la anulación de los contratos petroleros en el gobierno de Arturo Illia -precisamente porque las compañías saqueaban nuestros recursos-- son todos datos que abonan nuestro derecho a reivindicar nuestro pasado, pero también a no equivocarnos en el presente. Hay que reclamarle al gobierno que no tome decisiones unilaterales en esta materia sino que cualquier solución pase por el Congreso Nacional, entre otras cosas, porque se trata de medidas propias de políticas de estado a largo plazo pero también hay que estar muy atentos (porque están en juego intereses poderosos ) a los que desde algunos medios reflotan -con los mismos argumentos que usaron para oponerse a la política petrolera de Illia- los fantasmas de cualquier cambio en el status de YPF o del sector van a provocar la "falta de inversiones" o una "estampida" del capital extranjero.
Leopoldo Moreau
de Leopoldo Moreau, el miércoles, 4 de abril de 2012.
Siempre sostuve -y lo sigo haciendo- que la privatización de YPF, junto con la decisión de ir a un régimen de capitalización privada en materia de jubilaciones, fueron los errores más graves en materia económica, con fuertes implicancias sociales, que se cometieron en la década del noventa. Hoy mismo, a 20 años de la enajenación de YPF, estamos sufriendo las consecuencias de ese desacierto que impone fuerte restricciones al desarrollo industria -aún al que hemos alcanzado en el último tiempo por el crecimiento de la demanda interna y externa- y además provoca una fuerte salida de divisas producto de las escasas inversiones en exploración y explotación, a lo que hay que agregar la voracidad de Repsol por girar ganancias a su casa matriz casi como único objetivo de su actividad comercial. Los errores se pagan pero mucho más se pagan si se dejan sin corregir. No hay desarrollo nacional posible si no hay una clara supervisión estatal en materia de política de hidrocarburos y una empresa pública que actúe como rectora en el mercado de combustibles desde la exploración hasta la comercialización. Que cada uno se haga cargo de su propio pasado pero también que cada uno se haga cargo del presente. A mi me importa que los argentinos sepan quién hizo qué en cada etapa histórica del país -yo me hago cargo de lo mío- pero también importa lo que cada uno haga en el presente porque así se escribirá el futuro. La UCR tiene una larga y gloriosa historia en materia de política petrolera en particular y energética en general. Desde la creación de YPF, pasando por la anulación de los contratos petroleros en el gobierno de Arturo Illia -precisamente porque las compañías saqueaban nuestros recursos-- son todos datos que abonan nuestro derecho a reivindicar nuestro pasado, pero también a no equivocarnos en el presente. Hay que reclamarle al gobierno que no tome decisiones unilaterales en esta materia sino que cualquier solución pase por el Congreso Nacional, entre otras cosas, porque se trata de medidas propias de políticas de estado a largo plazo pero también hay que estar muy atentos (porque están en juego intereses poderosos ) a los que desde algunos medios reflotan -con los mismos argumentos que usaron para oponerse a la política petrolera de Illia- los fantasmas de cualquier cambio en el status de YPF o del sector van a provocar la "falta de inversiones" o una "estampida" del capital extranjero.
Leopoldo Moreau
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