EL GOBIERNO EMPRESARIAL DE MACRI, NO ES TODO LO QUE PARECE, ES MAS.
Desde que el Ing. Mauricio Macri está a cargo del gobierno de la Ciudad, el nivel de insatisfacción de la población porteña se incrementó en tres veces y medio respecto del problema del arbolado. Algunos vecinos ya empezaron a inquietarse, ellos son los de la Comuna 12, los que encabezan los reclamos de poda de árboles y representan el 14.12% de las demandas sobre un total de casi 200 mil reclamos efectuados en forma reiterada en los CGP (Centro de Gestión y Participación). Para ser más precisos, el número de reclamos pasó de 18.565 en 2006 a 58.257 en 2008.
Los porteños hemos comprobado con amargura que el origen sociológico y laboral de los funcionarios del gobierno de Macri de ningún modo se corresponde con los patrones tradicionales de los funcionarios públicos. ¿Qué tienen en común un gerente general de una empresa multinacional de ricas galletitas con un Director General de Arbolado? Nada, salvo una expresa necesidad recaudatoria, la confianza que brinda el reclutamiento de amigos del empresario y la escasa visión y compromiso sociales, necesarios para resolver las principales demandas de la población.
En pos de la tan mentada “eficiencia” la administración Macri apela al tradicional bolsillo de la dama y a la cartera del caballero. Hoy se trata de un compulsivo pago que deberán librar los vecinos de la ciudad por la poda de los árboles, por si acaso, algún desprevenido reclamara una respuesta rápida y “eficiente” a su problema. Que puede ir, desde simples afecciones pulmonares a severas complicaciones alérgicas –causadas, claro- por la plantación de especies altamente dañinas para la salud, como el Plátano Oriental, el Fresno, y el Abedul. Se sabe que el polen de las diversas especies de álamos, tan común en nuestra ciudad, participa en un 30% de los pacientes con alergia a la primavera y por ello, están claramente contraindicados en los Informes de la Organización Mundial de la Salud. Muchos de los pacientes que sufren fiebre de heno culpan al álamo de sus síntomas alérgicos, y es que a fines de primavera y comienzos de verano, este árbol desprende una pelusa blanca que es muy molesta al contacto con los ojos. Para dar un ejemplo, está en noveno puesto en términos de importancia alergénica en la ciudad de Santiago de Chile. Volviendo a nuestra ciudad, las demandas también tienen origen en cuestiones relacionadas con la rotura de veredas, causadas por el crecimiento de las raíces de árboles de más de 100 años de antigüedad, o por la obstrucción de caños maestros, etc. En verdad, el fondo del problema no hace más que revelar el abandono de la función privativa e indelegable del Estado Municipal en manos de los “eficientistas”.
Las estadísticas del Gobierno de la Ciudad muestran claramente que el espacio público “no es amigable” con los vecinos; antes bien, hay serias deficiencias en el control de las empresas prestatarias de servicios públicos y una notoria ausencia de inversión real, no sólo en el área de arbolado, sino también en otras áreas como, luminarias, recolección de basura y veredas. Como bien dijo el ex funcionario de extracción empresarial, J. Pablo Piccardo: “Lo vamos a resolver cuando podamos”.
¿Capitalismo de amigos?
El “Berlusconi vernáculo” (Ing. Macri) habría prometido exigirles a las empresas prestatarias de servicios públicos un depósito de garantía en resguardo del erario público. A no desanimarse, si hay tiempo, en algún momento posiblemente se hará. Mientras tanto, los porteños deberíamos hacer votos tendientes a lograr, que más allá de los tiempos electorales y de las gripes porcinas y eventuales brotes de dengue, los legisladores porteños concurran a sus puestos de trabajo y sesionen más de 12 veces al año, tal como vino ocurriendo durante 2009. De ese modo, se establecerían prioridades de políticas públicas.
De haber sido otro el escenario en la Legislatura porteña, los vecinos nos hubiésemos ahorrado la increíble suma de 1000 millones de pesos de endeudamiento autorizados por ésta, para tapar el “déficit” presupuestario de la ciudad. O quizás, sus miembros se animen a preguntar por qué razón habiéndose duplicado el presupuesto del área para el ejercicio 2010 de la Dirección de Arbolado en el orden de los 43 millones de pesos, el Jefe de Gobierno deba apelar a una forma de financiamiento ilegal e ilegítima.
Lejos, muy lejos está la ciudad de convertirse en una ciudad modelo con aplicación de estándares de calidad – fijadas por las Normas ISO 9300- tal como ocurre en otros municipios argentinos, por citar el caso de la Municipalidad de Godoy Cruz. Si bien el servicio de Arbolado está tercerizado, el pago por la poda lo realiza el propio Municipio, previa inspección ocular de especialistas, cuyo costo está a cuenta del vecino, y ellos son los que certifican si amerita o no el trabajo. El municipio, que está obligado a responder la demanda, le asegura al vecino su real derecho de exigirle al Estado municipal una respuesta, pudiendo accionar legalmente transcurrido el plazo de 48 horas, una vez efectuado el reclamo.
El concepto de calidad total de los servicios públicos es ampliamente difundido y aplicado en organizaciones sociales modernas. Sin slongans ni marketing huecos, los porteños aspiramos a vivir mejor y ello sólo será posible con el compromiso y la puesta en valor de sus habitantes.
Lic. Claudia Guebel
Convencional Nacional UCR
Distrito Ciudad de Buenos Aires
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