Leopoldo Moreau, la política y la persona
Entrevista Infoban
¿Pueden continuar conviviendo en el Radicalismo dos posturas tan enfrentadas como las expresadas por usted y por Gerardo Morales en la Convención del Centro Asturiano?
El radicalismo, por su naturaleza histórica de movimiento nacional y popular, siempre tuvo diferentes alas, o matices, como el Alvearismo y el Yrigoyenismo, que expresaban diferencias importantes, pero había, por encima de esas diferencias, acuerdos fundamentales sobre la defensa de los derechos civiles, los valores republicanos, coincidencias básicas que nos mantenían cohesionados. Pero en este caso no me parece que estemos ante dos miradas absolutamente diferentes, de acuerdo al pensamiento abstracto, hay una mirada que nosotros tenemos de la realidad mundial y de nuestro propio país, y otra que ejercita el tacticaje, pragmáticos que se adaptan a pensamientos absolutamente coyunturales, nosotros tenemos una mirada estratégica y ellos una mirada mágica, a veces ni siquiera tenemos la posibilidad de confrontar.
¿En lo íntimo, fuera del discurso político, que le dejó el gobierno de Alfonsín y el de De La Rúa?
El gobierno de Alfonsín me dejó la sensación del deber cumplido, soy de una generación que fue víctima golpes militares, autoritarismo, violencia política, el inaugurar y consolidar una etapa de democracia era casi una utopía, instituciones funcionando ininterrumpidamente, quizás las generaciones actuales lo tengan incorporado como algo natural, para nosotros en nuestra vida es un hecho irrepetible, haber sido un actor de ese proceso me dejó una gran satisfacción.
De la Rúa siempre fue un dirigente con una visión de centro-derecha, nos dejó una gran frustración más que nada por el daño que le hizo al Radicalismo y a las futuras generaciones que militarán en el.
¿Alguna vez se sintió defraudado por Raúl Alfonsín durante su presidencia?
Nunca, a pesar de que tuvimos diferencias y desencuentros, al revés, durante el mandato de De la Rúa, teníamos discrepancias dentro de los organismos partidarios y hasta públicamente casi todos los días, los recortes salariales y a la educación pública nunca los pudimos tragar. Puede haber existido algún acuerdo, pero ni me acuerdo, fue un gobierno que nunca me representó.
Usted en la reciente convención habló de un “Antikirchnerismo bobo” que hacía un sector partidario ¿qué quiso decir?
La falta de debate en el Radicalismo tuvo como consecuencia una falta de política, entonces vienen de afuera a marcarte la agenda, algunos grupos mediáticos concentrados que tienen una pelea con el oficialismo nos arrastraron a definiciones desmesuradas, como por ejemplo que en la Argentina no hay libertad de prensa, lo decían en programas de televisión, y después el periodista se iba a su casa, y nadie lo encarcelaba ni torturaba; o cuando hablaban del peligro de caer en un autoritarismo populista, cuando hace dos años la oposición ganó las elecciones legislativas. La pelea del gobierno con los medios concentrados no es nuestra porque el Radicalismo no es una unidad de negocios, estos han caído en una gran desmesura, en falta de prudencia, el Radicalismo no puede votar en contra de la ley de renacionalización de las AFJP porque fuimos los radicales los que incorporamos el carácter solidario de los fondos jubilatorios en el artículo 14 bis de la Constitución, o votar contra la ley de ADN cuando fue Alfonsín el que creó el Banco Nacional de Datos Genéticos, eso me mostró que el Radicalismo parecía una patrulla perdida en el medio de la selva, y yo creo que es mucho peor a futuro una derrota política que una derrota electoral, porque acá no gana siempre el mismo.
¿Puede decirse que el kirchnerismo vino a cumplir con el mandato que la ciudadanía le dio a la Alianza y fue traicionada?
Si lo miramos desde este lado, la Unasur es una continuidad de la creación del Mercosur y del proceso de pacificación con Chile y la integración con Brasil, puede agregarse el Grupo Contadora que impidió una invasión en Nicaragua y la militarización de parte del continente, el matrimonio igualitario es la continuidad de la ley de divorcio y de la patria potestad compartida, los informes de la Conadep y la reforma de la justicia militar, que es la que permite los juicios, se puede decir que son una continuidad y una profundización, es cierto que el gobierno de la alianza traicionó este mandato; ahora que lo vemos desde el paso del tiempo.
¿Es cierto que Alfonsín fue clave para que Duhalde designe a Lavagna como ministro de economía?
Si, la situación política en la crisis del 2001 no fue suficientemente estudiada, pero hay un elemento que me parece que se destaca, ahora que se habla de ir hacia un sistema parlamentario, porque fue precisamente el parlamento el que brindó las herramientas políticas y técnicas para salir de esa situación, la pesificación, el corralito, todos nos acordamos, fue quizás la crisis más importante y grande que sufrió el país, pero salimos, con un esfuerzo descomunal de distintos sectores sociales. Me acuerdo que las primeras medidas las tomó Remes Lenicov, y cuando este cayó, porque la crisis era una picadora de carne, nosotros estábamos reunidos con Raúl Alfonsín en una fundación que quedaba en Callao, cuando recibe un llamado de Duhalde, Alfonsín le dice que dos de nuestros economistas, Sourrouille y Frenkel, junto con una camada importante de dirigentes políticos y legisladores, habíamos elaborado un paper con medidas, sobre todo para frenar la fuga de divisas y la especulación financiera, Duhalde le dice a Alfonsín que vayan a verlo, pero que gambeteen a la prensa para no dar una imagen de profundización de la crisis, van los dos y le presentan una serie de medidas que, a nuestro juicio, el gobierno debería tomar, pero Duhalde les responde que no tiene un ministro que pueda llevar adelante esos planes, Sourrouille y Frenkel vuelven a la Fundación, donde todavía estábamos reunidos aunque ya era de madrugada, con la novedad que traían de lo que les había dicho Duhalde, entonces Alfonsín lo llama y le sugiere que designe a Lavagna, por ese entonces representante ante la Comunidad Europea. Lo más interesante de todo esto es el papel de las Cámaras legislativas, cuando decían -¡Que se vayan todos!- equiparando a todos los políticos, fue precisamente la política la que sacó las papas del fuego, la crisis fue piloteada por la política desde el Parlamento, se crearon las condiciones para una rápida resolución de la crisis, con grandes costos sociales, pero que podría haber sido mucho peor, porque el agotamiento de la gestión de Remes Lenicov volvía a colocar al gobierno en una situación de extrema debilidad.
¿Qué opina de la derrota de un intendente radical emblemático como el “japonés” García?
Que una opción de centro derecha haya triunfado en el distrito vecino no me produce ninguna alegría, no le reprocho a García su alineamiento con el gobierno nacional, pero por ejemplo con la creación de partidos vecinalistas, la reelección indefinida, las intendencias caen en una plutocracia local que termina imponiéndose ante los partidos y dominando a las estructuras partidarias locales, es contraproducente que el presidente y el gobernador tengan derecho a una sola reelección y los jefes comunales puedan perpetuarse en el poder. Además lamento que los vicentelopenses se hayan perdido la posibilidad de tener un intendente como Norberto Erro, que hubiese sido un muy buen administrador.
¿Se puede hablar de un “síndrome Quindimil”?
Por supuesto, no hay pruebas que lo desmienta.
¿Y de su intendente no se puede decir lo mismo?
No porque Gustavo Posse produjo un cambio generacional con respecto a su padre, yo tuve muchas diferencias con Posse padre, tengo 65 años y a Gustavo lo veo integrando la misma generación que mi hija Cecilia; tengo muy buena relación con él.
¿Cómo se fue dando su interés por la política?
A los 14 años fui a mi primer acto, acá en el mástil de la calle Belgrano, en la campaña del año 1962. Mi familia, sin ser militantes, era profunda interesada por la política, y siempre surgía como tema de conversación de sobremesa, no eran radicales, estaban más cercanos al socialismo. Hubo una serie de hechos, aparte de esta influencia, que me conmovieron, uno de ellos fue la lucha entre la educación laica o libre, que acá en San Isidro, por la cantidad de colegios confesionales, tuvo gran virulencia; también recuerdo mucho la repercusión de la toma del frigorífico Lisandro de la Torre, que encabezó Sebastián Borro. Nunca hice un recuento pormenorizado, pero creo que milito desde los 13 o 14 años.
¿Alguna frustración o cuenta pendiente?
Me hubiera gustado haber tenido un cargo ejecutivo.
Justamente nosotros bregamos para que importantes referentes políticos asuman responsabilidades locales ¿Porqué no Moreau intendente de San Isidro?
No, ya no, pero creo que es por nuestro sistema político, o mejor dicho electoral, por ejemplo acá uno puede ser diputado por la capital, o la provincia, en Francia o Alemania uno es diputado por su barrio, su circunscripción o su circuito, yo fui legislador nacional durante 20 años, 14 años diputado y 6 senador, y nunca tuve tiempo de dedicarme a lo local porque me tocaron años complicados, basta revisar la historia más cercana…
…Donde usted jugó un rol importante, no se puede decir que protagónico, pero sí un importante actor de reparto…
Y es una de mis grandes satisfacciones.
Hace 5 años que no es legislador ¿De qué vive?
Antes de ser legislador, hoy tengo una jubilación por mi paso por el Congreso, me dedicaba al periodismo, trabajé en La Opinión, fui corresponsal del diario El Día de La Plata en la capital, trabajé con Bonasso en Noticias…
Pero Moreau, defiende algunas medidas de Cristina, trabajó en Noticias, antecedente de La Cámpora ¿No se estará dando vuelta? (Risas)
Por eso me dicen que soy el más peronista de los radicales y el más radical de los peronistas… (Más risas)
¿A qué periodistas recuerda?
A Jacobo Timmerman, Osiris Troiani, Tomás Eloy Martínez, pero podríamos hacer una lista muy extensa; no quiero decir que todo tiempo pasado fue mejor, pero en el periodismo sí, sin duda, hoy en día los recursos tecnológicos nos hacen estar muy en la coyuntura, en el ahora, lo que nos hace estar lejos del pensamiento abstracto, del que salen las buenas cosas.
¿Alguna pasión fuera de la política?
La familia, Boca y el CASI.
¿Pero es una pasión en serio? ¿Va a la cancha?
Al Casi, aunque lo único que tengo que hacer es cruzar Libertador, hace un tiempo que no voy, yo jugué hasta los 17 años, nací a dos cuadras y desde hace mucho vivo enfrente.
¿Y Boca?
A la Bombonera de local voy siempre porque tengo platea, y no está muy alejado del ámbito político, me encuentro con Zannini, Kunkel, Juan Cabandié, Stornelli, Alfredo Leuco y un montón más, los pasillos arden de chismes políticos.
¿Y por quien va a votar Angelici o Ameal?
A Angelici lo conozco porque fue presidente de la Juventud Radical de la Capital, mi hijo es de una agrupación que lo apoya, yo soy un indeciso porque soy profundamente “Riquelmista” y estoy esperando una definición del maestro…
¿Le gusta leer? Seguro que sí siendo periodista…
Me gusta leer, me gusta mucho la historia, soy revisionista pero no rosista, y aunque nunca haya podido desarrollarme en el área me interesa mucho la economía, me parece importante ir viendo la relación íntima que hay entre economía y política, no soy marxista pero soy graciano. También leo libros de coyuntura, como “El Flaco” de Feinmann.
¿Qué libros recomendaría a los jóvenes militantes?
“El hombre mediocre” de José Ingenieros, aunque está escrito en forma algo barroca, es un libro que todos deberíamos leer en una etapa de nuestras vidas, La historia del Yrigoyenismo de Manuel Gálvez, y uno donde colaboré contando mis experiencia de la militancia en la recuperación democrática, titulado “La otra juventud” y el otro tomo “Los días de la Coordinadora”, de Oscar Muiño.
Fuente: (InfoBAN) http://www.infoban.com.ar/despachos.asp?cod_des=38111
El radicalismo, por su naturaleza histórica de movimiento nacional y popular, siempre tuvo diferentes alas, o matices, como el Alvearismo y el Yrigoyenismo, que expresaban diferencias importantes, pero había, por encima de esas diferencias, acuerdos fundamentales sobre la defensa de los derechos civiles, los valores republicanos, coincidencias básicas que nos mantenían cohesionados. Pero en este caso no me parece que estemos ante dos miradas absolutamente diferentes, de acuerdo al pensamiento abstracto, hay una mirada que nosotros tenemos de la realidad mundial y de nuestro propio país, y otra que ejercita el tacticaje, pragmáticos que se adaptan a pensamientos absolutamente coyunturales, nosotros tenemos una mirada estratégica y ellos una mirada mágica, a veces ni siquiera tenemos la posibilidad de confrontar.
¿En lo íntimo, fuera del discurso político, que le dejó el gobierno de Alfonsín y el de De La Rúa?
El gobierno de Alfonsín me dejó la sensación del deber cumplido, soy de una generación que fue víctima golpes militares, autoritarismo, violencia política, el inaugurar y consolidar una etapa de democracia era casi una utopía, instituciones funcionando ininterrumpidamente, quizás las generaciones actuales lo tengan incorporado como algo natural, para nosotros en nuestra vida es un hecho irrepetible, haber sido un actor de ese proceso me dejó una gran satisfacción.
De la Rúa siempre fue un dirigente con una visión de centro-derecha, nos dejó una gran frustración más que nada por el daño que le hizo al Radicalismo y a las futuras generaciones que militarán en el.
¿Alguna vez se sintió defraudado por Raúl Alfonsín durante su presidencia?
Nunca, a pesar de que tuvimos diferencias y desencuentros, al revés, durante el mandato de De la Rúa, teníamos discrepancias dentro de los organismos partidarios y hasta públicamente casi todos los días, los recortes salariales y a la educación pública nunca los pudimos tragar. Puede haber existido algún acuerdo, pero ni me acuerdo, fue un gobierno que nunca me representó.
Usted en la reciente convención habló de un “Antikirchnerismo bobo” que hacía un sector partidario ¿qué quiso decir?
La falta de debate en el Radicalismo tuvo como consecuencia una falta de política, entonces vienen de afuera a marcarte la agenda, algunos grupos mediáticos concentrados que tienen una pelea con el oficialismo nos arrastraron a definiciones desmesuradas, como por ejemplo que en la Argentina no hay libertad de prensa, lo decían en programas de televisión, y después el periodista se iba a su casa, y nadie lo encarcelaba ni torturaba; o cuando hablaban del peligro de caer en un autoritarismo populista, cuando hace dos años la oposición ganó las elecciones legislativas. La pelea del gobierno con los medios concentrados no es nuestra porque el Radicalismo no es una unidad de negocios, estos han caído en una gran desmesura, en falta de prudencia, el Radicalismo no puede votar en contra de la ley de renacionalización de las AFJP porque fuimos los radicales los que incorporamos el carácter solidario de los fondos jubilatorios en el artículo 14 bis de la Constitución, o votar contra la ley de ADN cuando fue Alfonsín el que creó el Banco Nacional de Datos Genéticos, eso me mostró que el Radicalismo parecía una patrulla perdida en el medio de la selva, y yo creo que es mucho peor a futuro una derrota política que una derrota electoral, porque acá no gana siempre el mismo.
¿Puede decirse que el kirchnerismo vino a cumplir con el mandato que la ciudadanía le dio a la Alianza y fue traicionada?
Si lo miramos desde este lado, la Unasur es una continuidad de la creación del Mercosur y del proceso de pacificación con Chile y la integración con Brasil, puede agregarse el Grupo Contadora que impidió una invasión en Nicaragua y la militarización de parte del continente, el matrimonio igualitario es la continuidad de la ley de divorcio y de la patria potestad compartida, los informes de la Conadep y la reforma de la justicia militar, que es la que permite los juicios, se puede decir que son una continuidad y una profundización, es cierto que el gobierno de la alianza traicionó este mandato; ahora que lo vemos desde el paso del tiempo.
¿Es cierto que Alfonsín fue clave para que Duhalde designe a Lavagna como ministro de economía?
Si, la situación política en la crisis del 2001 no fue suficientemente estudiada, pero hay un elemento que me parece que se destaca, ahora que se habla de ir hacia un sistema parlamentario, porque fue precisamente el parlamento el que brindó las herramientas políticas y técnicas para salir de esa situación, la pesificación, el corralito, todos nos acordamos, fue quizás la crisis más importante y grande que sufrió el país, pero salimos, con un esfuerzo descomunal de distintos sectores sociales. Me acuerdo que las primeras medidas las tomó Remes Lenicov, y cuando este cayó, porque la crisis era una picadora de carne, nosotros estábamos reunidos con Raúl Alfonsín en una fundación que quedaba en Callao, cuando recibe un llamado de Duhalde, Alfonsín le dice que dos de nuestros economistas, Sourrouille y Frenkel, junto con una camada importante de dirigentes políticos y legisladores, habíamos elaborado un paper con medidas, sobre todo para frenar la fuga de divisas y la especulación financiera, Duhalde le dice a Alfonsín que vayan a verlo, pero que gambeteen a la prensa para no dar una imagen de profundización de la crisis, van los dos y le presentan una serie de medidas que, a nuestro juicio, el gobierno debería tomar, pero Duhalde les responde que no tiene un ministro que pueda llevar adelante esos planes, Sourrouille y Frenkel vuelven a la Fundación, donde todavía estábamos reunidos aunque ya era de madrugada, con la novedad que traían de lo que les había dicho Duhalde, entonces Alfonsín lo llama y le sugiere que designe a Lavagna, por ese entonces representante ante la Comunidad Europea. Lo más interesante de todo esto es el papel de las Cámaras legislativas, cuando decían -¡Que se vayan todos!- equiparando a todos los políticos, fue precisamente la política la que sacó las papas del fuego, la crisis fue piloteada por la política desde el Parlamento, se crearon las condiciones para una rápida resolución de la crisis, con grandes costos sociales, pero que podría haber sido mucho peor, porque el agotamiento de la gestión de Remes Lenicov volvía a colocar al gobierno en una situación de extrema debilidad.
¿Qué opina de la derrota de un intendente radical emblemático como el “japonés” García?
Que una opción de centro derecha haya triunfado en el distrito vecino no me produce ninguna alegría, no le reprocho a García su alineamiento con el gobierno nacional, pero por ejemplo con la creación de partidos vecinalistas, la reelección indefinida, las intendencias caen en una plutocracia local que termina imponiéndose ante los partidos y dominando a las estructuras partidarias locales, es contraproducente que el presidente y el gobernador tengan derecho a una sola reelección y los jefes comunales puedan perpetuarse en el poder. Además lamento que los vicentelopenses se hayan perdido la posibilidad de tener un intendente como Norberto Erro, que hubiese sido un muy buen administrador.
¿Se puede hablar de un “síndrome Quindimil”?
Por supuesto, no hay pruebas que lo desmienta.
¿Y de su intendente no se puede decir lo mismo?
No porque Gustavo Posse produjo un cambio generacional con respecto a su padre, yo tuve muchas diferencias con Posse padre, tengo 65 años y a Gustavo lo veo integrando la misma generación que mi hija Cecilia; tengo muy buena relación con él.
¿Cómo se fue dando su interés por la política?
A los 14 años fui a mi primer acto, acá en el mástil de la calle Belgrano, en la campaña del año 1962. Mi familia, sin ser militantes, era profunda interesada por la política, y siempre surgía como tema de conversación de sobremesa, no eran radicales, estaban más cercanos al socialismo. Hubo una serie de hechos, aparte de esta influencia, que me conmovieron, uno de ellos fue la lucha entre la educación laica o libre, que acá en San Isidro, por la cantidad de colegios confesionales, tuvo gran virulencia; también recuerdo mucho la repercusión de la toma del frigorífico Lisandro de la Torre, que encabezó Sebastián Borro. Nunca hice un recuento pormenorizado, pero creo que milito desde los 13 o 14 años.
¿Alguna frustración o cuenta pendiente?
Me hubiera gustado haber tenido un cargo ejecutivo.
Justamente nosotros bregamos para que importantes referentes políticos asuman responsabilidades locales ¿Porqué no Moreau intendente de San Isidro?
No, ya no, pero creo que es por nuestro sistema político, o mejor dicho electoral, por ejemplo acá uno puede ser diputado por la capital, o la provincia, en Francia o Alemania uno es diputado por su barrio, su circunscripción o su circuito, yo fui legislador nacional durante 20 años, 14 años diputado y 6 senador, y nunca tuve tiempo de dedicarme a lo local porque me tocaron años complicados, basta revisar la historia más cercana…
…Donde usted jugó un rol importante, no se puede decir que protagónico, pero sí un importante actor de reparto…
Y es una de mis grandes satisfacciones.
Hace 5 años que no es legislador ¿De qué vive?
Antes de ser legislador, hoy tengo una jubilación por mi paso por el Congreso, me dedicaba al periodismo, trabajé en La Opinión, fui corresponsal del diario El Día de La Plata en la capital, trabajé con Bonasso en Noticias…
Pero Moreau, defiende algunas medidas de Cristina, trabajó en Noticias, antecedente de La Cámpora ¿No se estará dando vuelta? (Risas)
Por eso me dicen que soy el más peronista de los radicales y el más radical de los peronistas… (Más risas)
¿A qué periodistas recuerda?
A Jacobo Timmerman, Osiris Troiani, Tomás Eloy Martínez, pero podríamos hacer una lista muy extensa; no quiero decir que todo tiempo pasado fue mejor, pero en el periodismo sí, sin duda, hoy en día los recursos tecnológicos nos hacen estar muy en la coyuntura, en el ahora, lo que nos hace estar lejos del pensamiento abstracto, del que salen las buenas cosas.
¿Alguna pasión fuera de la política?
La familia, Boca y el CASI.
¿Pero es una pasión en serio? ¿Va a la cancha?
Al Casi, aunque lo único que tengo que hacer es cruzar Libertador, hace un tiempo que no voy, yo jugué hasta los 17 años, nací a dos cuadras y desde hace mucho vivo enfrente.
¿Y Boca?
A la Bombonera de local voy siempre porque tengo platea, y no está muy alejado del ámbito político, me encuentro con Zannini, Kunkel, Juan Cabandié, Stornelli, Alfredo Leuco y un montón más, los pasillos arden de chismes políticos.
¿Y por quien va a votar Angelici o Ameal?
A Angelici lo conozco porque fue presidente de la Juventud Radical de la Capital, mi hijo es de una agrupación que lo apoya, yo soy un indeciso porque soy profundamente “Riquelmista” y estoy esperando una definición del maestro…
¿Le gusta leer? Seguro que sí siendo periodista…
Me gusta leer, me gusta mucho la historia, soy revisionista pero no rosista, y aunque nunca haya podido desarrollarme en el área me interesa mucho la economía, me parece importante ir viendo la relación íntima que hay entre economía y política, no soy marxista pero soy graciano. También leo libros de coyuntura, como “El Flaco” de Feinmann.
¿Qué libros recomendaría a los jóvenes militantes?
“El hombre mediocre” de José Ingenieros, aunque está escrito en forma algo barroca, es un libro que todos deberíamos leer en una etapa de nuestras vidas, La historia del Yrigoyenismo de Manuel Gálvez, y uno donde colaboré contando mis experiencia de la militancia en la recuperación democrática, titulado “La otra juventud” y el otro tomo “Los días de la Coordinadora”, de Oscar Muiño.
Fuente: (InfoBAN) http://www.infoban.com.ar/despachos.asp?cod_des=38111
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario