1810-25 de Mayo-2011
MAYO, DEMOCRACIA Y PROGRESO
por Hernán Rossi
“Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
MAYO, DEMOCRACIA Y PROGRESO
por Hernán Rossi
“Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
Mariano Moreno (Secretario de la Primera Junta)
Poco más de doscientos años han pasado desde la Revolución de Mayo, momento en el que se colocó la piedra angular para la declaración de la independencia Argentina. Revolución que, haciéndose eco del momento histórico que se estaba viviendo y de las revolucionarias ideas que circulaban en la vanguardia del pensamiento humano, con el pretexto de defender la corona del Rey Fernando VII de la usurpación bonapartista, sentó las bases del autogobierno.
Mucho tiempo ha pasado ya desde aquella lluviosa semana de Mayo. El siglo XIX fue el siglo de las luchas civiles, el siglo de los enfrentamientos internos y el siglo de la construcción del Estado moderno.
El siglo XX fue el siglo de la democracia, su instauración, sus avances y tristes retrocesos. Después de marchas y contramarchas, fraudes, golpes de estado, persecuciones políticas, demasiada sangre y demasiada muerte, en las postrimerías del siglo XX nos encontramos felizmente abrazando la causa democrática, ya sin cuestionamientos, ya sin enfrentamientos, unidos todos, sabiendo que la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero también un modo de vida.
Así como el siglo XIX fue el de la construcción del Estado y el siglo XX el de la lucha por crear una democracia robusta, el siglo XXI tiene que ser, debe ser, el siglo del progreso. Hoy más que nunca la Argentina debe hacerse eco de las necesidades que todavía la aquejan, debe establecer claramente sus prioridades y utilizar toda su potencialidad para alcanzar el verdadero desarrollo. Desde la Quiaca a Tierra del Fuego, una inmensa mayoría silenciosa trabaja todos los días para alcanzar ese objetivo: padres que se ocupan de sus hijos, maestros y profesores que los educan, trabajadores que a fuerza de trabajo llevan el pan de cada día a las mesas de sus casas, científicos que se dedican a pensar nuevas alternativas para mejorar la vida de la gente y muchos otros, día a día, colocan un ladrillo más en este edificio tan preciado que es la Argentina.
Demasiadas madres no pueden alimentar a sus hijos, demasiados hombres no pueden conseguir un trabajo, demasiados jóvenes permanecen ajenos a las bondades de la educación. No podemos ni debemos distraernos, no podemos ni debemos confundirnos: solucionar los problemas del presente y pensar la Argentina del futuro debe ser nuestro objetivo.
En este nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, repasemos y repensemos las ideas que la impulsaron: republicanismo, Constitución y soberanía popular. Moreno, Belgrano y Monteagudo pueden haber muerto pero sus ideas siguen vivas. Tomemos un segundo de nuestro tiempo y utilicémoslo para pensar en la Argentina del futuro. Nos encontramos ante una oportunidad histórica, volvamos a encender el fuego revolucionario de los Héroes de Mayo para producir los cambios que necesitamos y continuemos su camino iniciado:
Poco más de doscientos años han pasado desde la Revolución de Mayo, momento en el que se colocó la piedra angular para la declaración de la independencia Argentina. Revolución que, haciéndose eco del momento histórico que se estaba viviendo y de las revolucionarias ideas que circulaban en la vanguardia del pensamiento humano, con el pretexto de defender la corona del Rey Fernando VII de la usurpación bonapartista, sentó las bases del autogobierno.
Mucho tiempo ha pasado ya desde aquella lluviosa semana de Mayo. El siglo XIX fue el siglo de las luchas civiles, el siglo de los enfrentamientos internos y el siglo de la construcción del Estado moderno.
El siglo XX fue el siglo de la democracia, su instauración, sus avances y tristes retrocesos. Después de marchas y contramarchas, fraudes, golpes de estado, persecuciones políticas, demasiada sangre y demasiada muerte, en las postrimerías del siglo XX nos encontramos felizmente abrazando la causa democrática, ya sin cuestionamientos, ya sin enfrentamientos, unidos todos, sabiendo que la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero también un modo de vida.
Así como el siglo XIX fue el de la construcción del Estado y el siglo XX el de la lucha por crear una democracia robusta, el siglo XXI tiene que ser, debe ser, el siglo del progreso. Hoy más que nunca la Argentina debe hacerse eco de las necesidades que todavía la aquejan, debe establecer claramente sus prioridades y utilizar toda su potencialidad para alcanzar el verdadero desarrollo. Desde la Quiaca a Tierra del Fuego, una inmensa mayoría silenciosa trabaja todos los días para alcanzar ese objetivo: padres que se ocupan de sus hijos, maestros y profesores que los educan, trabajadores que a fuerza de trabajo llevan el pan de cada día a las mesas de sus casas, científicos que se dedican a pensar nuevas alternativas para mejorar la vida de la gente y muchos otros, día a día, colocan un ladrillo más en este edificio tan preciado que es la Argentina.
Demasiadas madres no pueden alimentar a sus hijos, demasiados hombres no pueden conseguir un trabajo, demasiados jóvenes permanecen ajenos a las bondades de la educación. No podemos ni debemos distraernos, no podemos ni debemos confundirnos: solucionar los problemas del presente y pensar la Argentina del futuro debe ser nuestro objetivo.
En este nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, repasemos y repensemos las ideas que la impulsaron: republicanismo, Constitución y soberanía popular. Moreno, Belgrano y Monteagudo pueden haber muerto pero sus ideas siguen vivas. Tomemos un segundo de nuestro tiempo y utilicémoslo para pensar en la Argentina del futuro. Nos encontramos ante una oportunidad histórica, volvamos a encender el fuego revolucionario de los Héroes de Mayo para producir los cambios que necesitamos y continuemos su camino iniciado:
“Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella”.
Manuel Belgrano
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