jueves, 9 de septiembre de 2010

RICARDO BALBÍN



9 DE SEPTIEMBRE
ANIVERSARIO DE FALLECIMIENTO DEL CHINO BALBÍN.

"POR ENCIMA DE CLASES SOCIALES Y DE OPINIONES SENTIMOS QUE ALGUIEN QUE IMPORTABA HABÍA DEJADO DE SER, ALGUIEN QUE CON CORAJE INALTERABLE CON DENUEDO ININTERRUMPIDO HABÍA PELEADO A LO LARGO DE TODOS SUS DÍAS POR LA LIBERTAD"
ERNESTO SÁBATO
SOBRE RICARDO BALBÍN

EL CHINO DEL PUEBLO*
(Por Gustavo Angerame)

Radical desde los doce años
Impresionado con la asunción del Peludo
Chusma al poder por el sufragio libre y universal
Arturo le presenta juvenIllia radical
Rectilíneo, campechano, en la ciudad de las diagonales
Donde se afilia en el 22 a la U.C.R.
O
bstinado estudiante, abogado en 3 años

Compromiso político, delegado universitario
Hipólito Yrigoyen, el retorno, en Cuyo gobierno colabora
Infame década conservadora, por su irrenunciable convicción
No duda en renunciar ante el fraude
Oratoria conmovedora para propios y extraños

Bonaerense y revisionista,
Avellaneda, documento integrador y renovador lleva su firma
La voz de la libertad otrora acallada, despide al amigo
Borrando viejas antinomias en pos de la unión nacional
Inspirador de la Hora del Pueblo y la Multipartidaria
Nació un día como hoy el hombre de la reconciliación
para todos los tiempos de los argentinos

*Escrita el 29/07/2009.


Breve biografía de Ricardo Balbín
Por Diego A. Barovero

Ricardo Balbín nació en la Ciudad de Buenos Aires el 29 de julio de 1904. De muy pequeño debió afrontar grandes responsabilidades, ya que en 1909 su madre es trasladada a España por problemas de salud y Ricardo debió hacerse cargo del cuidado de sus hermanos menores. La familia Balbín se trasladó a las ciudades de Azul y Ayacucho. En esta última ciudad inició al año siguiente sus estudios primarios.
En 1916 Balbín tuvo su primer acercamiento con la política, ya que viajó a Buenos Aires junto con su padre para asistir a los actos de asunción del presidente Hipólito Yrigoyen, consagrado por primera vez por el voto popular. Ese mismo año comenzó sus estuidos secuendarios en el Colegio San José de la Capital Federal. En 1921 egresa de ese establecimiento con el título de bachiller con diploma de honor e ingresa en la Universidad de Buenos Aires para cursar la carrera de Medicina.
En 1922 se afilió a la Unión Cívica Radical, por entonces Marcelo T. de Alvear asume la presidencia de la Nación, sucediendo a Hipólito Yrigoyen.
Por problemas familiares, en 1924 debe trasladarse a la ciudad de La Plata, donde residirá por el resto de su vida. Por entonces, abandona los estudios de medicina y se inscribe en la Facultad de Derecho en la universidad platense.
Hacia fines de 1926 aprueba la última materia de abogacía y es expulsado provisoriamente de la facultad por su activa militancia estudiantil. En 1927 se recibe de abogado y consigue un empleo en la biblioteca de la legislatura bonaerense. En 1928 Balbín contrae matrimonio con Indalia Ponzetti. Es ya un activo dirigente del radicalismo de La Plata y como tal actúa en la campaña electoral de 1928 que conduce por segunda vez a la primera magistratura de la República a Hipólito Yrigoyen. Es designado fiscal del crimen por la intervención federal en la Provincia de Mendoza a cargo de Carlos Borzani.
En 1930 cuando por primera vez un golpe de Estado quiebra el orden constitucional en la Argentina Ricardo Balbín es elegido presidente del Comité de la UCR de la primera sección de La Plata. Cuando la dictadura de Uriburu convoca a elecciones en la Provincia de Buenos Aires como testeo de la situación política, Ricardo Balbín es candidato a diputado provincial. Tras el triunfo radical, los comicios son anulados por el gobierno de facto y no pudo asumir su cargo.
Durante toda la década del treinta, Balbín desarrolla una febril actividad política tendiente a derrotar al régimen fraudulento, lo que le deparó persecución y cárcel. Fue orador de las campañas de don Marcelo de Alvear y orientó el Movimiento Revisionista de la UCR bonaerense junto a Alejandro Leloir y Luis Cetrá. En 1940 Balbín es nuevamente electo diputado provincia, pero renunció a su banca debido a que los comicios habían sido escandalosamente fraudulentos.
Cuando los sectores alvearistas de la UCR comenzaron a propugnar una coalición electoral con otras fuerzas políticas, Balbín se opuso rotundamente y trabajó activamente para nuclear a todos los sectores radicales intransigentes. En 1945 se cumple su objetivo, cuando funda junto a otros dirigentes como Frondizi, Lebensohn, Larralde, Noblía, Sobral y otros el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR).
En las elecciones de 1946 cuando triunfa el peronismo sobre la Unión Democrática, integrada por la UCR y otras fuerzas, Balbín es electo diputado nacional y sus pares lo eligen presidente del que se conocerá como “Bloque de los 44”.
Desde el parlamento desarrolla una firme acción opositora contra el gobierno de Perón. Su ferviente defensa de la libertad le cuesta múltiples procesos por desacato a la figura presidencial. En 1949 es expulsado de la Cámara de Diputados para ser sometido a proceso penal. Elegido por su candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1950, es detenido el mismo día de los comicios. Fue procesado por desacato al presidente de la Nación y cumplió condena en el penal de Olmos. A fines de 1950 es indultado por el presidente Perón, medida rechazada por Balbín quien solicita que continúe el proceso, ya que en la causa no había recaído sentencia firma contra él.
Ya liberado, la Convención radical lo proclama candidato a presidente de la República, acompañado en la fórmula por Arturo Frondizi para las elecciones de noviembre de 1951. El peronismo derrota a la UCR y Perón es reelecto. Ricardo Balbín continúa su militancia en el sector intransigente del radicalismo. En 1954, Balbín apoya la elección de Arturo Frondizi como presidente del Comité Nacional de la UCR.
En 1955 la llamada Revolución Libertadora derroca al régimen peronista y su líder debe exiliarse. Los partidos opositores, entre ellos la UCR, apoyan al gobierno de facto presidido primero por el General Eduardo Lonardi y tras su renuncia por el General Pedro Eugenio Aramburu.
En 1957, la UCR se divide en torno a la candidatura presidencial de Arturo Frondizi, proclamado por la mayoría de la Convención del partido en Tucumán. Los disidentes, unionistas, sabattinistas e intransigentes bonaerenses liderados por Balbín, se nuclean en la UCR del Pueblo que preside Crisólogo Larralde. Los partidarios de Frondizi formaron la UCR Intransigente.
Balbín es elegido en elecciones internas como candidato presidencial por la UCR del Pueblo, acompañado por Santiago del Castillo como vicepresidente (Triunfaron sobre la fórmula Zavala Ortiz-Sanmartino). No obstante, debido a un pacto secreto sellado por Rogelio Frigerio con Perón en el exilio que desvió el voto peronista hacia los candidatos de la UCRI, Ricardo Balbín fue derrotado por Frondizi en los comicios presidenciales de 1958.
En 1959 Balbín es elegido presidente del Comité Nacional de la UCR del Pueblo. Es un firme opositor al gobierno de Frondizi, el cual, jaqueado por las presiones militares y la pérdida de apoyo del sindicalismo peronista, fue removido del mando en marzo de 1962.
Por entonces, Balbín impulsa desde la presidencia de la UCR del Pueblo un acuerdo programático llamado Asamblea de la Civilidad en defensa de las instituciones republicanas entre todas las fuerzas políticas incluyendo al peronismo.
En 1963 renuncia a la posibilidad de ser nuevamente candidato a presidente e impulsa la candidatura del cordobés Arturo Illia quien, proclamado candidato por la UCR del Pueblo, triunfa en los comicios de ese año asumiendo la presidencia el 12 de octubre.
A pesar de presidir un gobierno austero y que exhibía notables índices de eficacia administrativa, Illia fue derrocado en 1966 por el accionar conjunto de un plan conspirativo de las Fuerzas Armadas, el sindicalismo peronista, la prensa y algunas empresas multinacionales. Se establece la dictadura del general Juan Carlos Onganía.
Hacia 1970, Ricardo Balbín continúa su prédica en pos de la unidad nacional e impulsa la creación de la Hora del Pueblo, donde se integran los partidos políticos argentinos mayoritarios en reclamo de la vuelta a la legalidad constitucional.
En 1972, triunfa en las elecciones internas sobre Raúl Alfonsín y es elegido candidato a presidente de la Nación. En la fórmula lo acompañó el cordobés Eduardo Gammond. A fines de ese año, cuando Juan Perón retorna por unas semanas al país, Balbín se encuentra con él y, sorteando un obstáculo circunstancial (una medianera) ambos líderes se encuentran y en su abrazo sellan para los tiempos la unidad de las fuerzas democráticas y populares argentinas.
En las elecciones del 11 de marzo de 1973 Balbín obtiene algo más del 22 por ciento de los votos siendo derrotado por la fórmula del FREJULI Cámpora-Solano Lima que no obtiene más del cincuenta por ciento de los votos. Según la enmienda constitucional vigente, debía realizarse una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados. Sin embargo, Ricardo Balbín resignó esa posibilidad convencido que la gran mayoría de los argentinos había optado por devolverle el poder al justicialismo.
Tras el regreso definitivo de Perón al país, Cámpora, objeto de múltiples presiones, renunció a la presidencia. Su sucesor Lastiri convocó a comicios presidenciales parasetiembre de 1973. Hubo gestiones oficiosas para lograr una fórmula de unidad nacional Perón-Balbín, pero esto no fue posible. Cada partido concurriría con sus candidatos. Nuevamente le correspondió a Balbín encabezar la fórmula radical, esta vez con el joven senador Fernando de la Rúa como aspirante a vicepresidente. Más el arrollador triunfo del general Perón era inevitable. Su tercera esposa María Estela Martínez, conocida como Isabelita, fue elegida vicepresidente.
El 1 de julio de 1974 falleció Perón y en su sepelio, fue Balbín quien realizó el más sentido homenaje: “Este viejo adversario, despide a un amigo”.
El gobierno peronista presidido por Isabel fue decayendo en la consideración y el apoyo popular. Se creó un clima de golpe de Estado que rápidamente ganó la calle. Balbín intentó varias veces convencer a la presidente que era necesario introducir cambios en el rumbo y despedir a funcionarios como José López Rega. Sin embargo nada se hizo.
A principios de 1976 se realizaron varias reuniones multipartidarias para intentar reencauzar al país y evitar el golpe militar. Pero no fue posible. A mediados de marzo Balbín se dirigió al país por televisión llamando a la unidad nacional y a apoyar la legalidad. Dijo “Si se espera la ruina, en la ruina encontrarán una bandera. No se realizará el país sino sobre la base de la unión de los argentinos...”. El 24 de marzo Isabel era derrocada, clausurado el Congreso y proscriptos los partidos políticos. Comenzaba el llamado proceso de Reorganización Nacional.
Durante los años duros de la dictadura militar, Balbín procuró por todos los medios mantener unido al radicalismo y conservar la línea de diálogo entre los partidos políticos y el gobierno de facto. En 1980 viajó al Vaticano a entrevistarse con el Papa Juan Pablo II y a su regreso, impulsó el nacimiento de la Convocatoria Multipartidaria, recreando el espíritu de unidad nacional que venía pregonando desde varias décadas atrás.
Hacia 1981 su actividad política fue declinando, debido a su estado de salud. Aún en una cama ortopédica instalada en su casa de La Plata, seguía recibiendo dirigentes políticos que concurrían a pedir consejo o a intercambiar ideas.
Finalmente su vida se agotó el 9 de setiembre de 1981. Su sepelio, que convocó a millares de argentinos, se transformó de hecho en el primer acto de oposición masivo al régimen militar imperante que reclamaba – igual que lo había hecho Balbín – el retorno a la democracia.
En tiempos signados por la inestabilidad institucional y el desencuentro, Ricardo Balbín marcó el sendero de la búsqueda de la armonía entre las fuerzas políticas populares y democráticas de la Argentina para reconstruir el ideal republicano.
La figura de Ricardo Balbín, su ejemplo de vida, su modelo de conducta, su compromiso con una causa, siguen siendo un norte para la dirigencia política y el pueblo argentino todo.
http://ricardobalbin.tripod.com/biografia.htm



http://www.youtube.com/watch?v=F_PR4NtXUzo

EL CHINO RESPONDE

ENTREVISTAS A RICARDO BALBÍN


1972

Extra: ¿Qué va a hacer usted -por supuesto en el Gobierno- con la Universidad?
Balbín: Estoy seguro que el gobierno tripartito es el más eficaz y la Universidad debe ser integrada sobre una base auténtica. No como ahora, que está desnaturalizado. La autonomía universitaria, la participación del estudiantado en el gobierno de la Universidad, con el régimen que trajo la Reforma, permite conocer en verdad la orientación de la juventud, porque el voto es obligatorio, de modo que el estudiante que no vota no da examen. Entonces, el cuerpo integral del estudiantado es el que participa en la lucha y la determinación. Ahora, en cambio, minorías que son el fondo antirreformista crean está falsa imagen de la universidad anarquizada.

Extra: ¿Qué reformas haría, globalmente, en la educación?
Balbín: Creo definitivamente en el afianzamiento de la escuela pública. Aquí ha habido una derrota indirecta de la escuela pública, que es la infraestructura; un designio de matarla de abajo para arriba, inferiorizando el ámbito físico de desarrollo. La educación pública ha sido totalmente abandonada, deteriorada. Está demostrado que la enseñanza privada no va a los lugares de real necesidad, sino que se ubica en las zonas ricas. La orientación será ir reduciendo al mínimo el aporte del Estado y afianzar la enseñanza pública. Esto también determina una modificación en los planes de estudio, porque no hay que dejar sorprender a una juventud futura con los problemas que deben advertirse desde ahora. El mundo tecnológico va requiriendo prepararse. Pienso que el Estatuto del Docente debe modificarse porque da ventajas a la enseñanza privada sobre la pública. Por ejemplo, para la designación de maestros se tienen en cuenta los puntajes; está demostrado que en las escuelas privadas el puntaje es más alto que en las públicas, lo que implica salir con ventaja.

Extra: Se estiman en dos millones las parejas que están ilegalmente unidas. ¿Qué van a hacer los radicales con el divorcio?
Balbín: El hecho de la existencia de este tipo de parejas está marcando una novedad. Esta situación se advertía más en el interior del país y en las zonas más enrarecidas; ahora se han multiplicado los efectos. Se han trasladado. Sobre el divorcio, el partido no se ha pronunciado nunca. No creo que está convención lo haga, razón por la cual hay una cierta libertad de decidirse.

Extra: ¿Cuál es su posición personal sobre el asunto?
Balbín: Yo tengo una filosofía muy especial, que a alguna gente joven le puede parecer regresiva. Advierto que el mundo se descompone un poco, y lo admito, pero creo que es irreversible y va para adelante. Cuando este proceso, que puede tener exageraciones, se acentúa, el poner diques y no barreras infranqueables es inútil al medio social. Si tuviera algún reparo, no se refiere a la institución, sino que es una pequeña valla que se tiene que saltar para esto que yo denomino "una liberación prematura" de la juventud argentina. Si fuera una necesidad social el divorcio, tendría mi apoyo. Si advirtiera que éste no es un reclamo vigoroso y serio, atendería estas razones. No me pongo ni en lo uno ni en lo otro, ni quiero ser ecléctico. Explico mi estado de ánimo.

Extra: ¿Qué va a hacer usted como presidente contra la violencia, si es que ésta sigue?
Balbín: Yo he sido violento; cuando he tenido que luchar con dureza he tomado la tribuna y he dicho con atrevimiento y agresión tantas cosas como hubo que decir. Hemos pasado etapas muy duras, donde a la agresión había que responder con agresión. Está es una cosa. Si hay un estado de injusticia, el afectado tiene derecho al reclamo. Si no se escucha al afectado, éste hace un acto violento para llamar la atención; esto está plenamente justificado. No creo que exista violencia de abajo si no está promovida por la injusticia realizada de arriba. Dentro de está violencia lógica, aparece la otra, la ideológica, la subversiva, la que oculta sus jefes e ideología, porque sabe que es contraria al pensamiento natural del país. Puede ser un nacionalismo de extrema derecha, como puede ser de extrema izquierda, que, si les miramos las espaldas, se están dando la mano por atrás. Si tomamos la biografía de los prófugos, no advertimos contenido obrero, si no más bien vemos que estos jóvenes provienen de hogares pudientes.

Extra: ¿Cómo va a neutralizar esa violencia?
Balbín: Primero hay que liquidar los actos que determinan la injusticia. Conducir la economía dándole un sentido igualitario, reestructurar el país dándole un sentido nacional auténtico para enfervorizar al hombre argentino. Escuchar los reclamos legítimos y resolverlos; de está manera circunscribimos la subversión a sus escasos límites exactos. No creo que la presencia de un gobierno civil termine con esto, porque no es solamente en la Argentina, sino en casi toda Latinoamérica. Circunscripta, no se transforma en este peligro que puede multiplicarse frente a una gravitación de la injusticia.

Extra: ¿Qué áreas de poder quedarían en manos militares?
Balbín: Habría que establecer algo antes que nada. Ustedes mismos se habrán preguntado: ¿De qué vale alcanzar el poder si después no le gusta a la gente de armas y sale de nuevo de los cuarteles? No vivo con tanta simpleza el asunto. Las FF.AA. son una institución necesaria, ubicada en su justo límite. Lo que debe ocurrir es que deben participar del Gobierno, como fue tradicionalmente y el país anduvo bien. En otras épocas estaban los ministros militares, responsables, iguales que los otros ministros, que manejaban su área y participaban del Gobierno. Hay que volver a este sistema, porque de la otra manera no hay participación evidente.

Extra: De 34 empresas del Estado, 28 están en manos de las Fuerzas Armadas. ¿Si usted modifica está situación después de llegar al Poder, se puede considerar una agresión?
Balbín: Pierde jerarquía el presidente. Si su presencia en la Casa de Gobierno está condicionada a que tolere algo que no debe tolerar, mejor que no vaya. En este país, después de todo lo que ha pasado, el presidente debe llegar a resolver problemas, y si lo hace con miedo va al fracaso.

Extra: Resulta sorprendente que las Fuerzas Armadas, que lo sacaron violentamente del Poder, ahora están dispuestas a devolvérselo. ¿Qué pasa en el espíritu militar?
Balbín: Si hubiera sido en razón de las personas, pudiera ser que fuera válida su pregunta. Illia llegó al Gobierno como expresión mayoritaria del colegio electoral. Las FF.AA. llegaron sin un voto, por propia determinación. No son, por lo tanto, ahora ellos los que determinan qué fisonomía llega; si se acepta la urna, es el pueblo el que decide. Las FF.AA. nos echaron del Poder. Pero ellas no nos devolvieron el Gobierno. Será el pueblo o no será.

Extra: Pareciera que hay nueva actitud en lo que hace a lo radical a partir de 1966 hacia acá. Algo que tiene mucho que ver con la llamada intransigencia radical. Eso se vio bien en la presidencia del doctor Illia. Ustedes llegaron al Poder con sus personas y con sus ideas, y así decidieron gobernar y así lo hicieron. En cambio usted ahora habla permanentemente de las coincidencias, de abrirse hacia otras ideas e inclusive de aceptarlas.
Balbín: El problema de la intransigencia surge con el nacimiento mismo del partido. Y allí se deja claro que esa intransigencia es con respecto a sus principios, a los principios esenciales del partido. Pero de todos modos: ¿cuándo no fue así? ¿Qué partido no ha gobernado solo? Todos gobernaron solos, sin participación de nadie. De esto, claro, nadie se acuerda.

Extra: Claro, pero para empezar, los partidos que llegaron por las urnas fueron pocos. Por otro lado, se encuentra el caso de Frondizi, de quien aquellos que más se critica, justamente, es que gobernó demasiado con los demás.
Balbín: No, porque él se cambió. Tuvo una prédica y una doctrina, y tenía que haber gobernado con eso, pero se cambió. Lo que pasa es que él gobernó realmente con los suyos. Pero está pregunta es muy importante y hay que dejarla más clara. Yo creo que, si realmente lo que se quiere es hacer un avance a la altura de los demás en el mundo, esto no lo podrá hacer uno solo.

Extra: Más allá de esas coincidencias mínimas, también se encuentra el problema de la posibilidad de gobernar juntos. Dentro de lo que es hoy la vida interna del Partido Radical, ¿sería posible aún la aceptación de una fórmula mixta con el peronismo?
Balbín: Yo creo que el secreto no está en lo que se llama la fórmula presidencial. El secreto está en el Parlamento. No importa, no tiene sentido que la fórmula sea mixta o unitaria. Después de todo el vicepresidente es el vicepresidente... En pocos paises del mundo tiene un rol. Acá, por ejemplo, se le da el de presidente del Senado. En otras partes está de guardia por si le pasa algo al presidente. Por eso insisto en que el problema pasa por el Congreso. Si allí se vota una ley por mayoría, eso hace imposible el veto del presidente si éste sintoniza realmente el sentir popular. Volviendo, creo que todos los partidos estamos caminando del mismo modo, todos estamos proclamando nuestros candidatos, todos manteniendo nuestra individualidad y encontrando las coincidencias. Sólo si se diera algún factor excepcional, o algo que pusiera en peligro real la institucionalización del país, entonces allí habría que ver cuáles serán las medidas necesarias para continuar el proceso.

Extra: ¿Cuál va a ser su actitud ante las cooperativas?
Balbín: Nosotros prestigiamos el régimen cooperativo.

Extra: ¿Va a haber leyes de fomento?
Balbín: Sí. Además lo vamos a sostener en el programa partidario que va a dar la convención.

Extra: ¿Se van a nacionalizar los bancos o se van a nacionalizar los depósitos?
Balbín: Nosotros somos partidarios de nacionalizar el crédito. Que los bancos extranjeros se manejen con sus propios recursos y que no se abran más bancos extranjeros ni que se habiliten más sucursales.

Extra: ¿Perón podría volver a la República si usted es elegido presidente? ¿Eso no podría ser una fricción con las Fuerzas Armadas?
Balbín: No. Hay que terminar de una vez con estas cosas en el país, definitivamente. Yo no tendría ningún inconveniente.

Extra: ¿Si como condición para la entrega del Poder le piden que no se dé amnistía a ninguno de los condenados por el fuero antisubversivo, usted aceptaría esa condición?
Balbín: No. Me remitiría a la voluntad del pueblo a través de sus representantes en el Congreso. Pero éste no es un problema que pueda ser solucionado con una pregunta y una respuesta. El que alevosamente ha matado, yo no creo que pueda ser amnistiado.

Extra: ¿Se aceptarán capitales extranjeros? ¿En tal caso, bajo qué condiciones?
Balbín: No. Lo que pasa es que acá todavía no se sabe cuál es la verdadera influencia del capital extranjero en el país. Acá todo se ha hecho con el ahorro nacional.

Extra: ¿Entonces usted cree que tenemos el suficiente ahorro interno como para desarrollar una industria coherente?
Balbín: No, yo creo que no, para algunas cosas. A lo que yo aludo es que el aporte exterior se eleva al 5%, y en estos momentos seguramente es menor. Todo lo demás se hace sobre la base del ahorro nacional.

Extra: Pasando ahora al problema de la lucha interna del radicalismo... Por momentos nos da la sensación de que tanto a usted como a Alfonsín los irrita el hecho de tener que contestar preguntas acerca de los problemas de fondo, de las diferencias básicas. O en todo caso enfatizar demasiado en que no hay grandes diferencias. Y eso no pasa en casi ningún partido.
Balbín: Yo creo que esto no pasa en ningún partido. La verdadera novedad del radicalismo se encuentra en su lucha interna. Yo, cuando contesto la pregunta lo hago con mucha honradez. Siempre, en nosotros, desde nuestros puestos dentro del partido, hubo una total y absoluta coincidencia. Hablamos el mismo lenguaje, usamos los mismos conceptos.

Extra: ¿Entonces las diferencias serían de nombre y apellido?
Balbín: Yo más bien diría que el secreto del asunto debe estar en los años. Porque de algún modo se ha pretendido hacer algo así como una tragedia de los problemas generacionales. Y aquí sí eludo, porque parece que me defiendo. Yo también tengo concepto de renovación. Renovación dentro del radicalismo es, por ejemplo, sentarse a la misma mesa con aquellos personajes con los cuales siempre hemos luchado. Entonces a la pregunta sobre cuál es la diferencia, respondo que la diferencia parte de ese sentido de renovación, que no es realmente así. Yo me atrevería a hacer el comicio interno sobre la base de hombres hasta treinta años. Pero es que no creo que esto dé la solución.

Extra: Cuándo usted fue candidato a presidente por primera vez, ¿qué edad tenía?
Balbín: Tenía 47.

Extra: Casi la misma edad que Alfonsín... Por fin, ¿usted cree que el país está preparado para las elecciones? ¿No lo ve un poco neurótico?
Balbín: Por eso mismo hay que apurarse. Para que no se vuelva loco el país. Por ahora está neurótico...


1973

"ESTAMOS SOBRE UNA CORNISA..."

Entrevista a Ricardo Balbín, 1973

Ricardo Balbín
en menos de un minuto nos dijo: los espero esta tarde. Fuimos. Conversamos con él una hora. No eludió nada. Este es el resultado del diálogo.

Extra: Si el diario "La Prensa" me hubiera pagado un millón de pesos por escribir un editorial que de algún modo criticara o impugnara la nueva relación entre Oposición y Gobierno, el "nuevo modo" político que usted tan bien definió, me habría resultado imposible encontrar argumentación y habría rechazado el millón de pesos. No porque no tuviera "virtud profesional", sino porque no habría encontrado argumentos. ¿Qué opina usted de ese editorial?
Ricardo Balbín: Lo que sintetiza ese editorial lo han dicho varios. Creo que responde a determinados intereses y que, además, no refleja la verdad. Los partidos de oposición obran con un claro sentido de pacificación. De modo que creo a ésa una apreciación equivocada.

Extra: Usted participa con sus actos y sus palabras en la política de conciliación nacional, con evidente grandeza cívica y humana, y al mismo tiempo Perette, en la Cámara de Senadores, mortifica un poco la idea de la "oposición digna" -tanto prejuzgando a Perón como a los políticos- cuando dice, con ironía, que "quiere encerrarlos a todos en una pieza y quedarse con la llave". ¿Cómo repercute ello en su dificilísima misión de evangelizar la vida política, de institucionalizar los modos?
Balbín: A veces un hombre pronuncia un discurso de una hora y con toda intención se le toma y se repite la frase de un segundo sin el contexto. Yo personalmente creo que hay que tener en cuenta todo lo que ese orador dijo. Más en el caso del doctor Perette, de reconocida e importante trayectoria.

Extra: ¿Qué diferencias o coincidencias fundamentales encuentra entre el primer gobierno de Perón y éste?
Balbín: Considero que entre este gobierno y los anteriores de Perón hay grandes y marcadas diferencias y coincidencias. Considero que el peronismo tuvo y tiene un defecto y es el de tomar el Gobierno con total adueñamiento. Utiliza los medios del Gobierno para cualquier cosa. Si miembros del partido tienen que viajar, no se les cobra pasaje; eso no puede, no debe ser. En cambio nosotros, los radicales, gobernamos de otro modo. De ninguna manera vamos a ejercer desde y en el Gobierno un adueñamiento tal.

Extra: En la política de conciliación nacional que usted apoya, y sus proyecciones de futuro, ¿qué rol les asigna al comunismo y a las fuerzas conservadoras (Manrique, Alsogaray, demócratas de Mendoza, etc.)? ¿Con el presidente Perón se ha conversado sobre este tema, o directamente usted y él actúan y programan el futuro como si no existieran?
Balbín: Habría que analizar primero el criterio de quien los convoca, criterio que no conozco. Lo que los radicales queremos es no destruir el diálogo, que considero indispensable. A las reuniones que se hagan yo concurriré y dialogaré con todos, expondré mis ideas y saldré con las mismas ideas. Dialogar no es cuestión de cambiar la manera de pensar. El diálogo consiste en exponer las ideas de cada uno y tratar de encontrar coincidencias, de modo que el diálogo jamás debe romperse. Este sistema, o modo político, no tiene nada que ver con las formas de lucha de antes; yo hago un balance a través del cual veo que lo de ayer no dio resultado, ¿por qué no intentar lo de ahora? A veces los intentos no los malogra quien los define sino quien los ejecuta.

Extra: ¿Y por qué ocurre eso?
Balbín: Porque no se ha llegado a una buena educación política.

Extra: El justicialismo, desde el ostracismo y ahora desde el Gobierno, denuncia que ha muerto o está en crisis definitiva la Argentina oligárquica, dependiente y liberal. ¿Coincide el radicalismo con este diagnóstico? ¿Cree que estamos en un proceso profundamente transformador, no oligárquico, no dependiente, liberador, no liberal?
Balbín: El sentido conservador y el sentimiento liberal existen y existirán siempre. Lo importante es que existe un denominador común expresado por el 85% del pueblo que reclama la liberación. Nosotros fuimos los primeros para conseguirla. Queremos lograr que el principio de decisión del pueblo sea una realidad. Desde Yrigoyen, desde hace mucho, estábamos en eso. Recuerden aquella definición de soberanía latinoamericana que dio Yrigoyen en 1919 y que no tiene muchas diferencias con las que se formulan ahora. Con Illia íbamos camino de terminar definitivamente con la dependencia, pero se interrumpió. Ahora, lógicamente, volvemos a reclamar lo mismo. A dar lo que se llama la batalla de la emancipación. Coincidimos en todo impulso liberador, pero mantenemos nuestros principios básicos sobre la democracia representativa. Sin ello caeríamos en el totalitarismo.

Extra: ¿La política de diálogo y conciliación nacional de la que usted y su partido participan es compatible con la definición y actividad "peronista" de las agremiaciones obreras y sindicales?
Balbín: Creo que la ley de asociaciones profesionales va a traer serios inconvenientes. Antes de que existiera el peronismo nosotros hablamos de la organización única de los trabajadores, pero dejábamos de lado el partidismo. Esto no quiere decir que los trabajadores no pueden hacer política; la pueden hacer y de la buena pero de ninguna manera deben cerrarse en un partidismo agudo. Si se quiere una organización obrera peronista allí están las 62 Organizaciones, pero la central obrera es de todo el país. Eso del partidismo en los gremios lleva, en sí mismo, el germen de la propia destrucción. Porque los conflictos internos del partido se trasladan al sindicato, lo conmueven, lo deterioran. En los últimos tiempos han muerto o han sido heridos muchos delegados gremiales, y no por temas sindicales, sino por conflictos trasladados desde el peronismo.

Extra: ¿Considera que el problema Formosa representa un paso atrás en la política de conciliación? La pregunta tiene su razón de ser: durante el debate parlamentario la oposición se endureció para mantener clara su posición; por primera vez se llegó hasta a amenazar con romper el quórum.
Balbín: No creo que sea un paso atrás en la política de conciliación. Sí creo que es un paso atrás en la política del Gobierno. No lo considero, de ninguna manera, un hecho feliz. Nosotros marcamos nuestra posición, siempre que es necesario. Tampoco nos opusimos a la ley de asociaciones profesionales, haciendo notar que las coincidencias de los partidos políticos establecían precisamente lo contrario de lo que esa ley prevé.

Extra: En el momento en que hacemos este reportaje hay elecciones universitarias. Nos encontramos con dos datos: 1) el radicalismo aparece junto con la JP y la izquierda ultra como una de las tres fuerzas importantes y 2) vota muy poca gente. ¿Usted cree que no se enfocan los problemas de fondo y todo se reduce a una especie de guerra de slogans o siglas?
Balbín: Algunos no lo hacen y los otros sí. Hoy existe un sector, minoritario, que evoca la reforma, pero en el fondo no la quiere. En este asunto se especula, y se entiende que cuando hablamos de especulación lo hacemos en el mal sentido de la palabra. Consiste en exagerar las cosas, los pedidos, las reivindicaciones, hasta límites extremos para que cuando se den los nuevos lineamientos poder decir que se vuelve a un régimen retardatario o regresivo. Nosotros, en el aspecto universitario, continuamos con los mismos principios. Claro que admitimos adaptaciones a la época, pero sin contrariar la esencia. Pero hay algunos que ¡qué van a ser reformistas! Si llegaran al Gobierno harían exactamente lo contrario de lo que ahora reclaman. Basta ver lo que ocurre en los lugares donde funcionan esos sistemas. Si gobiernan ellos, los que impulsaran al reformismo no estarían en la Universidad, estarían en Siberia.

Extra: Se habla mucho de los jóvenes, la mujer y la responsabilidad política; la necesidad de que ambos sectores actúen en la vida política de los partidos y del país. ¿Usted es partidario de organizaciones especiales con relativa autonomía dentro de los partidos para encauzar y desarrollar la actividad política de jóvenes y mujeres?
Balbín: Cada uno tiene su modo de actuar en este aspecto. El del peronismo no lo compartimos. Ellos tienen una rama femenina, una sindical y otra de juventud, porque el sistema sirve a la estructura verticalista. El nuestro es un partido organizado desde abajo hacia arriba, por eso nos hacen falta las ramas. Alcanza con que el afiliado (sea joven o sea mujer) haga valer sus derechos de tal, que son igualitarios. Tenemos, eso sí, grupos de trabajo que sirven para coyunturas determinadas o necesidades práctico-organizativas. Pero de allí a las ramas, hay una diferencia bastante notable. Existe también la juventud radical, hubo una juventud universitaria radical, en fin, tenemos muchos ejemplos.

Extra: Hace años, un afiliado radical que hubiera traspuesto los umbrales de la Casa Rosada, instalando en ella un Poder Ejecutivo contrario a su signo, habría sido declarado desleal. Eso ya parece una práctica definitivamente desterrada. ¿No habrá que avanzar más y permitir que hombres clave ocupen áreas importantes del Gobierno?
Balbín: Eso existió en la Argentina; los radicales siempre buscamos el diálogo. Yrigoyen, cuando hacía revoluciones, también buscaba el diálogo. La perdía por las armas y después las ganaba con el voto. Claro que hubo épocas en que el diálogo era imposible; eran épocas duras. No se podía hablar con los mismos hombres que, después, cuando íbamos a votar nos rompían la cabeza a palos. Pero ya sabemos qué pasó en el país. Hoy debemos volver a buscar ese diálogo, porque es el único camino que tenemos para encontrar las verdades por el bien del país.

Extra: Insistimos: ¿deben ir a cargos de gobierno, para profundizar ese diálogo y ese bien para el país, los radicales...?
Balbín: Fuera de los lugares de decisión, puede ser. Pero de la otra manera no habría la oposición. Si participáramos en el Gobierno como usted sugiere, ¿quién sería la oposición? El pueblo, con su voto, nos puso en ese lugar, para que cumpliéramos una función determinada. No tenemos otro camino que respetar esa decisión, que para todo hombre realmente democrático es inapelable. Pero eso no quiere decir que no podamos dialogar. Con el diálogo se crea seguridad. El hombre que vive sujeto a tensiones, o presiones -que todavía existen- cuando asiste al diálogo, siente una especie de alivio. Tiene la imagen de la seguridad. Esto en definitiva, beneficia al país.

Extra: Usted, en varias partes del reportaje, habló de diálogo y coincidencias. También marcó que algunas medidas del Gobierno (como la ley de asociaciones profesionales) no respetan esa coincidencia. ¿Cuándo se romperá esa especie de pacto o acuerdo? ¿Cuál sería el punto crítico?
Balbín: Ante todo, no existe ningún pacto, tampoco acuerdo. Cuando uno es presidente, las coincidencias no se necesitan. Donde sí son de suma importancia es en el Congreso. Podríamos hablar de líneas de seguridad en el país -que son las coincidencias-; estas líneas no deben ser rotas porque son las que garantizan la pacificación.

Extra: ¿Y si se rompen esas líneas no hay más acuerdo?
Balbín: Aquí no se rompe nada. Lo peor es que el país se detiene, no se avanza. Estamos en una cornisa, que si se rompe nos lanza en el vacío a todos los argentinos.

Extra: Pero hay algunos que quieren que se rompa...
Balbín: Sí, hay pescadores en río revuelto. Pero en este río nos podemos ahogar todos.

Extra: Por primera vez nuestro país estuvo gobernado durante tres horas por una mujer; ¿cómo ve usted este hecho? ¿Considera que es un avance más de la mujer en el camino hacia su liberación?
Balbín: Yo no lo veo así, creo que responde a la especial situación del partido oficialista, que encontró la manera de resolver su crisis interna. No marca una situación general. Pero no quiere decir que algo parecido no pueda darse. Ya hubo muchas fórmulas integradas por mujeres. Nuestro propio partido llevó en dos provincias candidatas a vicegobernadoras. De todas maneras, creo que este caso es la excepción.

1975


http://www.youtube.com/watch?v=jXQMhEhKgLg


ENTREVISTA A RICARDO BALBIN (1975)

La presencia del máximo dirigente del partido radical en Tiempo Nuevo, generaba una gran expectativa en el público: el rating del programa, de por sí alto, enfatizaba su curva ascendente. Es que Ricardo Balbín desempeñó un papel original: fue opositor y "apoyador" simultáneamente. La visita de Balbín al canal 11 para dialogar con el país a través de Tiempo Nuevo se repitió en varias oportunidades. En cada una de ellas habló de todo: de Isabel Perón, del golpismo, de la violencia, del diálogo, de las instituciones, y de su obsesión: la democracia. Aquí se reproduce una de las noches, la del 31 de marzo de 1975

Bernardo Neustadt: Después de anunciar su presencia en Tiempo Nuevo me encontré con varias opiniones. Desde el hombre que en la calle me dice "trátelo con respeto" hasta el otro que me dice "a ver si le da con todo" o "a ver si llega a que le dé con todo al gobierno". Yo pretendo que sea una noche que concierte atención, que concierte fervor. Hace mucho tiempo que usted no ve a la Jefe del Estado, que el tema de la incomunicación anda por el ambiente... ¿ya tiene fecha fijada la entrevista?
Ricardo Balbín: No conozco nada más que la información periodística. Se dice que puede ser para el quince, pero nosotros no tenemos ninguna comunicación

Neustadt: A veces me he preguntado, ¿Balbín, en lugar de esperar ser llamado, irá a decir que quiere hablar
Balbín: Si fuera necesario, sí. No habría inconveniente

Neustadt: ¿No habría necesidad hasta aquí?
Balbín: Podría haber habido necesidad, pero yo también sé respetar los silencios de los otros. Y todo tiene su límite, naturalmente. Alguna vez puede llegar una necesidad, y yo no tendré ningún inconveniente en solicitar la audiencia. Y si soy llamado he de cumplir. Además, creo que las cosas tienen importancia en la escena y he sostenido que las conversaciones con Perón tenían una gran utilidad. Y yo le aseguro que si saliéramos juntos en las giras que yo realizo en todo el país se comprobaría que se ha hecho verdad aquello de que el pueblo ha entendido mejor la convivencia y el diálogo. Está más satisfecho, más alegre, un poco más feliz. No tienen enemigos en la vereda de enfrente, como en la vieja manera; no está distorsionada la familia por enemistad política. Es decir, esto creo que es una buena cosa para la Argentina. De ahí que si bien es cierto que no tenemos que dramatizar ni ser optimistas exagerados, yo sostengo que en el recinto del pueblo hay un capital positivo para una gran tarea nacional

Neustadt: Sin embargo, en los últimos veinte días la vida argentina se ha sentido estremecida. Puedo darle algunos elementos. La resurrección de la palabra "golpe". Cincuenta muertos, cincuenta asesinados en 23 días, versiones, autocriticas, censuras, la voz es más alta que antes... La pregunta es así: ¿Cómo estamos? ¿Bien? ¿Mal? ¿Regular?
Balbín: Yo creo que estamos mal. Pero soy de los que cree que podemos recuperamos. No soy fatalista. No creo que andemos bien porque no se hacen bien las cosas. O porque seguramente no se ha entendido bien el planteo previo de la campaña electoral. Las tareas previas de la campaña electoral. Sin que esto parezca un agravio, parece que se ha malogrado aquella es-cena que parecía que se venía como una realidad nacional. Lo digo en todos los lugares que el pano-rama argentino en las postrimerías del gobierno militar cuando se dio al país la sensación cierta de que en forma definitiva podríamos comprendernos en as-pectos fundamentales. Es decir, primero que com-prendamos que la democracia es el mejor sistema que podemos tener; darle el concepto de la democracia social perfecta, perfectible, evolucionada, asegurar el concepto de una convivencia razonada. Hubo caminos ciertos, senderos abiertos y se puede decir que se evitaron algunas cosas, naturalmente, que el interlocutor ha muerto, pero, yo puedo asegurar que en las conversaciones nuestras evitamos algunas cosas que no es el caso enumerarlas ahora porque no es válido mi testimonio. Pero, las que se objetivaban después a través de las expresiones del presidente, demostraban que se abría un camino, si no perfecto, perfectible, y hubo episodios importantes y discursos importantes. Creo que el discurso del presidente Perón del 12 de junio dejó un mensaje que coincide con una conversación anterior. El pueblo vivía un poco más feliz y más tranquilo. Creo que había inconvenientes, y nosotros los apuntamos y se los apuntamos a él. No estábamos de acuerdo, naturalmente, con la conducción económica en algunos aspectos, se señaló en el Congreso. Pero había un clima propicio de ir recuperando una escena que durante mucho tiempo en el país estaba perdida. Yo creo que desde 1930. Posteriormente las cosas han cambiado. Algunas se han desbordado. Nuestras palabras no van dirigidas con reproches ni agravios, pero el movimiento triunfante no ha entendido. Y gran parte de él no ha entendido esta consigna superior. Puede ser por falta de imaginación, no lo digo por intención. Vuelven a lo que ya estaba perimido

Neustadt: Doctor, cuando uno pierde se transforma en oposición-. La oposición sistemática puede ser una invitación a cualquier cosa; la oposición de este modo puede ser una petición para que el gobierno, de algún modo, se rescate a sí mismo. ¿Pero la oposición puede decir también qué anda mal y qué anda bien, en qué áreas
Balbín: Bueno, este balance no seria conveniente hacerlo ahora porque francamente seria más corto el camino si buscáramos los desaciertos, porque los errores son muy graves. Cuando se tiene sentido de la responsabilidad y no se está en una aventura electoral, sino en una pasión política y representando una fuerza histórica, usted siente adentro un cúmulo de responsabilidades. Entonces expresa su pensamiento. Y yo al expresar el mío como candidato glosaba naturalmente la plataforma de mi partido, que era buena, admite la confrontación con todas, pero sostenía que en caso de ser triunfador buscaría los climas de seguridad. Condenaba en ese momento la violencia y el terrorismo porque no son aliados de la democracia. Había llegado el turno definitivo en el país de que el derrotado y el triunfador no sean adversarios definitivos sino consecuencia del pronunciamiento del pueblo, y como consecuencia el que triunfaba iba, el que perdía ayudaba. Entonces el candidato no puede tener dos fisonomías: gana o pierde. Y como yo perdí, sigo haciendo lo que ofrecí como candidato. Esta, es una enseñanza para la democracia, aun cuando estén pagando precio político o incomprensiones.

Neustadt: ¿Hay gente golpista?
Balbín: Pienso que siempre hay. En la actualidad, sin éxito. Esta es la coraza del gobierno, que no lo merece. Entonces acá se da una circunstancia muy especial: la responsabilidad de los que no estamos está conteniendo la irresponsabilidad de otros que están. Y cuando hablo de irresponsabilidad lo hago en el mejor sentido de la palabra. La no comprensión del problema. El no entender el panorama general del país. El sectorizarse. ¿Se da cuenta? Entonces éste es el problema.

Neustadt: Me sonó fuerte. "Este gobierno que no se merece esta coraza impermeable al golpe". Es fuerte
Balbín: Es fuerte, claro. Es la verdad. Pero, ¿por qué ocurrió todo esto? Yo no soy un hombre que todo lo sabe. Se debe a un estado de responsabilidad del país, en el cual incluyo fuerzas armadas, en el cual incluyo fuerzas obreras, en el cual incluyo fuerzas políticas. Es decir, todos los sectores del país que viven ilusionados en una estabilidad institucional. La prueba está en que usted puede llamar a todas las expresiones nacionales, y todas le van a decir: ''no hay fracaso de las instituciones". Es decir, que hay una enorme coraza de responsabilidad en el país que está sosteniendo esta estabilidad

Neustadt: Doctor Balbín: los coroneles que en Portugal han tomado el poder y que son situados a la izquierda, le acaban de pedir, de exigir a su pueblo, austeridad, sacrificio, trabajo. En Estados Unidos las fábricas han resuelto comprar micros para que la gente no use sus automóviles, para evitar el consumo de nafta. No es solución de un dirigente gremial exigir sacrificios sino conseguir cosas para sus afiliados. Tampoco, aparentemente, tendría que ser la misión de un politico exigir sacrificios, austeridad, trabajo. Yo pregunto: ¿si parte del proceso argentino tiene que ver con la indisciplina, con el desabastecimiento, con el ausentismo, etc., su partido, o usted, o quién le puede pedir, o exigir como en el caso de los coroneles de Portugal, como en el caso de Estados Unidos, sacrificio, austeridad
Balbín: El ejemplo es de arriba para abajo. Tiene que ser austero el gobierno en sí mismo para tener el derecho de exigir austeridad. Pero cuando éste no lo es, entonces se relaja el organismo. ¿Por qué va a ser austero el de abajo si el de arriba no lo es? ¿O es, acaso, que usted puede llamar a la austeridad a los otros si usted no puede hacer su propia austeridad? Se van perdiendo las autoridades morales, que son fundamentales en la autoridad de los gobernantes. Lo primero que tiene que hacer el gobierno es exhibir su austeridad, su sacrificio, su vocación. Entonces esto cunde como un ejemplo de arriba para abajo. ¿Uno le puede exigir austeridad a un hombre de Misiones, al que han estado, no digo maltratando pero no considerando su trabajo y su producción? Entonces esta austeridad de gobierno llega al proceso eleccionario y le hace regalos. ¿Usted cree que éste es un ejemplo para ese hombre? ¿No se da cuenta de que esto que parece simple tiene una trascendencia inusitada en la vida del hombre? Es decir, enseñarle a recibir sin haberle exigido previamente su comportamiento para obtenerlo por su propio medio en una sociedad organizada. Es decir, que esto viene de arriba para abajo. Esto es igual que la violencia. La violencia se multiplica no ya en razón política o en razón gremial, que también la hay. Es decir que cuando hay impunidad en los grandes delitos, éste es un ejemplo para los otros que quieran delinquir en potencia. De modo que el muchacho que quiere ir al hipódromo o jugar a la ruleta o salir con sus amigos, asalta. Si una sociedad organizada hubiera sancionado todos los crímenes y todos los delitos y hubiéramos encontrado responsables, esto no se mueve. De modo que tanto en la austeridad personal como en la conducta, los ejemplos son de arriba para abajo. No hay pueblo que se descomponga por sí mismo

Neustadt: Doctor: una denuncia suya sobre soborno electoral en Misiones, ¿cómo se puede conciliar con un movimiento como el peronista que, si hay algo que le sobra son votos? ¿Para qué necesita ahora hacer eso
Balbín: Es porque tienen un concepto equivocado. Creen que perdiendo se desprestigian, sin darse cuenta que perdiendo se prestigian. Parece una contradicción. Es decir que en Misiones se debió dejar al pueblo naturalmente pronunciarse. Se va a pronunciar, seguramente, pero en vísperas electorales se vuelcan... Usted no tiene ni idea de lo que se vuelcan. Ni yo tampoco a la distancia. Lo sé a través de los informes que recibo. Hoy se regala de todo. Incluso dinero en efectivo que alguna vez habrá de saberse de qué bolsillo sale, y si son del Estado habrá que conversar si esto es una malversación o lo que sea. Entonces esto es una desvirtuación total, mientras que yo creo que se prestigiaría este gobierno si ganaran los radicales. Y no sería un mérito exagerado para el radicalismo. Sería una hermosa contribución para la estabilidad constitucional, porque se demostraría que es imparcial el gobierno, que deja expresarse con libertad

Neustadt: Doctor Balbín: menos mal que dicen que usted no está poniendo el dedo en la llaga en la oposición
Balbín: Estoy razonando. Esto no sirve como ninguna prédica de cosa negativa sino que puede servir para rectificaciones necesarias si es posible. A mí me gustaría que nos ganaran, pero bien. Y no me gustaría perder, pero mal. Estas son las grandes diferencias

Mariano Grondona: Me parece, si no me equivoco, que el doctor Balbín está tratando de salvar la misión verdaderamente opositora del radicalismo, que es ofrecer una alternativa dentro de las instituciones
Balbín: Así es, y le prevengo que a pesar de Misiones vamos a seguir. Porque esto es una cosa superior. No es para este tiempo, es para todos los tiempos. Nosotros no tenemos una política para un momento. Tenemos una política para distancias, que las dividimos. Lo que lamentamos son estos desórdenes circunstanciales

Neustadt: ¿Qué quiere decir "a pesar de Misiones"? Porque Misiones no es un plebiscito, ¿no?
Balbín: No, no. No quiero que tomen las palabras así. No dije eso. Es cierto, no creo que Misiones sea, un hito definitivo de nada. Es un hecho trascendente. Se va a elegir un gobernador. Se va a elegir una legislatura. Se va a elegir una institución. Los titulares de una institución. Lo que yo quiero decir con respecto a la mentalidad del pueblo, es que las derrotas. Son derrotas y las victorias son victorias, pero cuando son limpias. De modo tal que para estas emergencias cuando se utilizan estos medios no legales el triunfador se desluce y el derrotado no respeta. Porque estos regaladores de bicicletas, regaladores de heladeras, regaladores de dinero, no se dan cuenta de que ésta es una circunstancia de un minuto, y de lo que hablamos en este país es de la seriedad institucional permanente

Bernardo Neustadt para su programa televisivo "TIEMPO NUEVO" - Canal 11, el 31 de Marzo de 1975
FUENTE: http://ricardobalbin.tripod.com/entrevistas.htm





http://www.youtube.com/watch?v=4jFSVNwxJIM


RICARDO BALBÍN, caudillo que nació en cuna humilde y murió en la humildad. ¿Qué elogio más grande puede hacerse de un hombre que tuvo a su alcance todos los bienes materiales?" Ernesto Sábato

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