Illia, Alfonsín, legado ético

BLOG CONTRA EL IMPERIALISMO

"Ningún país puede pensar en desarrollarse sobre bases coloniales"

Arturo Illia

"Cuando la Patria esta en peligro, todo esta permitido, excepto, no defenderla"
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"Por los clamores que con generalidad han llegado al cielo, en el nombre del Dios Todopoderoso, ordenamos y mandamos que ninguna de las personas dichas, paguen ni obedezca en cosa alguna a los ministros europeos intrusos..."

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"No os dejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan, sublevaos. Muramos por la libertad de la Patria y no al servicio de los patrones extranjeros".
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"Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía"

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"Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida o en su propia esclavitud, la Desobediencia Civil es un derecho imprescriptible de todo ciudadano"
Mahatma Ghandi

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El Congo es libre
A 50 años de la lucha contra el colonialismo

La historia de la República Democrática del Congo es un relato de sometimiento, violencia y liberación. Y el nombre clave para entender esa historia signada por el colonialismo más recalcitrante en pleno siglo 20 es el de Patrice Lumumba.
La república del Congo se encuentra ubicada en la estratégica región central de África, en el corazón del continente. Desde el colonialismo instaurado a principios del siglo 20, hasta fines de la década del 50, la población del país vivió bajo el dominio de Bélgica. Durante este período, el Congo es objeto de la explotación sistemática e indiscriminada de sus recursos naturales como el marfil, el caucho y minerales esenciales, como titanio y cobalto.
En 1959 se realizan las primeras elecciones libres en las que triunfa el Movimiento Nacional Congoleño, dirigido por Patrice Lumumba, quien fue designado Primer Ministro al año siguiente.
Este ícono revolucionario africano fue un trabajador de Correos que inició su actividad política organizando un sindicato de trabajadores. Por tal motivo fue encarcelado y acusado de sedición, pero consiguió agrupar a la mayoría de las fuerzas progresistas en un partido panafricanista: el Movimiento Nacional Congoleño, convirtiéndose rápidamente en el principal dirigente independentista del país.
El MNC se plantea la política de superar las diferencias tribales y regionales y crear una organización independiente y unificada, un paso necesario para liberarse de los belgas. Durante la campaña electoral del 60, Lumumba se declara abiertamente comunista y obtiene el triunfo.
Se forma un gobierno de coalición con el dirigente congoleño como primer ministro y Joseph Kasavubu, como presidente. Y el 30 de junio de ese año se proclama, finalmente, la independencia. Pero el proceso de consolidación nacional seguiría por mucho tiempo más, prolongándose hasta nuestros días. Es que aquel primer gobierno congoleño estableció un equilibrio inestable entre los verdaderos independentistas, encabezados por Lumumba, y los neocolonialistas de Kasavubu, que contaban con el apoyo del general Mobutu, hombre de los servicios secretos belgas y agente de la CIA.
Inmediatamente después de proclamarse la independencia, la central de inteligencia norteamericana inicia una campaña de desestabilización y las Naciones Unidas envian un contingente internacional para pacificar el país. Pero esta fuerza, en lugar de intervenir en apoyo al gobierno central, deja que se intensifique el caos institucional. Acosado por la situación, Lumumba solicita ayuda a la Unión Soviética, una decisión que impulsó al presidente Kasavubu a destituirlo. Pero Lumumba se niega a abandonar el cargo. Su predicamento y popularidad siguen en aumento.
En agosto el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, da la orden de matar a Lumumba, al que consideraba, según documentos desclasificados, un “marxista peligroso”. Uno de los asesinos enviados para la tarea fue Frank Carlucci, quien sería luego durante los años 80 el secretario de Defensa de Ronald Reagan. A días de la destitución de Lumumba, el coronel Joseph Mobutu Sese Seko, jefe del ejército, se hace con el control político en la capital, desata una ola de represión contra las organizaciones políticas y expulsa a los técnicos soviéticos.
Auténtico hombre fuerte del gobierno congoleño, en menos de dos meses Mobutu devuelve el poder a Kasavubu y se autodesigna comandante en jefe de las fuerzas armadas. Pero Lumumba seguía vivo y, con él, la esperanza para el pueblo del Congo. El ejército y las tropas de la ONU lo detienen, pero logra escapar. La persecución fue feroz y dejó decenas de muertos en el camino hacia el líder revolucionario. Lumumba es detenido de nuevo el 2 de diciembre. Es torturado brutalmente durante más de un mes.
Al final, en la ciudad de Katanga, en plena sabana africana, es fusilado por un escuadrón a la vista de soldados, policías y algunos dirigentes leales a las fuerzas de ocupación. Para encubrir la verdad, un equipo de agentes belgas desentierra el cadáver y lo disuelve en ácido sulfúrico. No querían dejar ninguna huella del crimen. Cuarenta años después, el parlamento belga admite la responsabilidad de ese país en el asesinato, en una sesión celebrada en noviembre de 2001. Cuando lo asesinaron, Patrice Lumumba tenía 35 años y apenas había permanecido tres meses como primer ministro.
Sin embargo, su huella permaneció en la historia moderna de la República Democrática del Congo. Una huella que aún hoy, pese a los innumerables problemas que afronta esta nación africana, sigue indeleble.
© Noticiero Visión Siete/ TV Pública/ Argentina
Redacción: Virginia Arce/ Edición: Paolo Menghini/ Visión Siete Internacional/