BLOG POR LA MEMORIA POLÍTICA
YO TAMBIEN QUIERO QUE ME JUZGUEN EN UNA PLAZA PUBLICA
A los Sres. Tribunal Superior de Justicia Popular
Habiendo tomado conocimiento del inicio de los juicios públicos que realizará el Tribunal Superior de Justicia Popular, encabezado por la Sra. Hebe de Bonafini, con sede judicial en la Plaza de Mayo – histórico espacio público que fuera ganado por el pueblo en cuanta ocasión fue necesario defender los derechos de todos los hombres y mujeres que habitan el suelo argentino – es que me dirijo a su excelencia a los efectos de ser incluido entre los traidores a la patria, junto a la Sra. Magdalena Ruiz Ginazú, que serán oportunamente linchados por orden del tribunal.
Al igual que ella, no pretendo un juicio justo ni ecuánime por reconocerme y aceptar mi absoluta culpabilidad y responsabilidad histórica ante los más atroces crímenes de lesa humanidad cometidos por el estado asesino durante el período 1975-1983 y no haber militado, combatido y no ser muerto, desaparecido o torturado por aquellos asesinos comunes que usurparon el gobierno a través de un infame golpe de estado.
Se dirá, a favor de un absurdo intento de defensa de mi persona, que, a diferencia de la Sra. Ruiz Guiñazú, nunca podría haberme opuesto a la infamia de aquella dictadura por contar con unos pocos años de edad durante ese período. Sin embargo, nada de ello podrá justificar mi absolución dado que a tempranos años me afilié a la U.C.R., partido que sin lugar a dudas, se comprometió con la paz, la libertad y la reconstrucción del estado de derecho a lo largo de su historia y por carácter transitivo dejó de lado la violencia de las armas en su metodología de acción. Semejante acto de negligencia debe ser denunciado, juzgado y castigado rápidamente por el prestigioso Instituto que usted preside, siendo necesario por tratarse de una organización política enjuiciar a cada uno de sus miembros.
No rehuyo tampoco mi responsabilidad por haber adherido y defendido oportunamente al gobierno del Dr. Raúl Alfonsín que a partir del año 1983, con la recuperación de la democracia, cometió el delito imperdonable de terminar con la violencia en nuestro país. Nada de ello puede ser aceptado por su persona, y por ende, tampoco por el Superior Tribunal.
Tampoco debemos olvidar que sin detrimento del innoble logro de la paz y la libertad en aquellos años, el Dr. Alfonsín, y por carácter transitivo – repito - nosotros mismos, osamos instalar definitivamente un estado de impunidad completo por haber juzgado y condenado a cadena perpetua, a través de la justicia ordinaria, a los integrantes asesinos de las juntas militares que se apropiaron ilegalmente del estado y de la vida de los ciudadanos, a los grupos paramilitares que iniciaron su accionar delictivo al calor del gobierno justicialista de 1973-76 y a aquellos maravillosos y soñadores soldados de la revolución libertaria que empuñaron con coraje sus armas en nombre del amor y el respeto a la tolerancia que hoy ustedes mismos continúan con ejemplar comportamiento y desatacada actuación en pos de superar las falsas antinomias de las que tradicionalmente echan mano los grupos concentrados de la economía y la oligarquía nacional en combinación con las grandes potencias imperialistas del mundo.
Se dirá que para juzgar la culpabilidad o no de alguien hace falta acumular las pruebas necesarias durante el juicio correspondiente. Aunque considero que el Superior Tribunal que usted preside está por encima de los principios jurídicos burgueses y entiendo que realizarán un proceso sumarísimo por ser millones de personas las que habrá que mandar al patíbulo, es que pretendo ahorrar una tediosa labor de sus incondicionales peritos, fiscales y jueces supremos acercando una irrefutable prueba de mi culpabilidad.
Por medio de ésta comunicación afirmo categóricamente que poseo en mi biblioteca un ejemplar del más espurio paradigma de la entrega promovida durante los primeros años de la Democracia. Sí, efectivamente tengo el NUNCA MAS en el segundo estante. Esas páginas que premeditadamente tan sólo describen una tercera parte de los torturas y desapariciones cometidas durante aquellos años de plomo.
Con el agravante irrecusable de ser un ejemplar original y contar con el prólogo escrito por el presidente de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), Ernesto Sábato. Otro colaboracionista del régimen que debe ser rápidamente sentenciado sin juicio previo, a mi juicio, por haber escrito ese texto oprobioso y ofensivo. Gracias al cielo, el actual gobierno y sus integrantes que, por cierto no fueron cómplices de aquella entrega encabezada por el Dr. Alfonsín, dado que todos votaron por la Ley de Autoamnistía militar en el año 1983, aplicaron los correctivos necesarios y borraron de un plumazo la deshonra provocadora del prólogo infame que nosotros leímos y leemos en la actualidad para mantener viva la memoria.
Indudablemente por los argumentos que he vertido en dicha misiva es que recurro a su supremo saber y entender para ser definitivamente incorporado a la larga lista de cánceres que hay que extirpar definitivamente de la homogénea sociedad que viene pariendo en nuestra República y que usted purificará definitivamente al dar comienzo a estos juicios ejemplares que hoy despuntan con la Sra. Magdalena Ruiz Ginazú pero que deben continuar con todos nosotros para garantizar la realización del sueño de una patria grande.
Sin otro particular, quedo a la espera de una pronta citación ante la pirámide de la plaza del pueblo al que usted encarna y representa.
Monica Beatriz Seziland
Buenos Aires, 22 de abril de 2010
TODOS JUZGADOS POR HEBE ... SOLO TIENEN QUE COPIAR LA CARTA, CAMBIANDO CADA UNO SU FIRMA... Y COLGARLO EN LOS MUROS DE FACEBOOK.
lunes, 26 de abril de 2010
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