RICARDO ALFONSIN 2011
“Nadie hace todo mal”
10-03-2010 / Ricardo Alfonsín reconoce algunos aciertos del oficialismo, aunque niega que los Kirchner sean progresistas. El nuevo Congreso y las chances de Cobos.
No da nombres, no quiere darlos. “La sociedad se tiene que dar cuenta de quiénes son los que actúan de manera seria y quiénes no”, dice Ricardo Alfonsín, mientras se arremanga un poco más la camisa, como quien dice: “Yo no escondo nada, ustedes ya saben”. Afuera, otra tormenta tropical azota Buenos Aires. Adentro, en las oficinas del quinto piso sobre la avenida Santa Fe que pertenecieron a su padre, Alfonsín agarra el control del aire acondicionado y lo pone un poco más fuerte. A los 58 años, y aunque tiene un apellido con profundas resonancias históricas, sigue pareciendo alguien nuevo en la política.
Ricardo vivió y militó casi toda su vida en Chascomús. “En casa, a mis hermanos y a mí la política nos gustaba desde la orilla”, recuerda, claro, con una metáfora lacustre. “No sé qué fue lo que cambió. Creo que la idea de que empezaba a distanciarse cada vez más la sociedad de la política influyó mucho para que me metiera a full en ella”.
Ahora, después de haber asumido su banca como diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, en una fórmula que integró junto a Margarita Stolbizer y en la que obtuvieron un 21,48 por ciento de los votos, Alfonsín se prepara para un año en el que el Congreso será crucial en la definición de la política argentina. “No vamos a poner palos en la rueda, pero vamos a tener los espacios de poder desde los cuales manifestar nuestra discrepancia con el oficialismo”, señala. Y confía que la pérdida de la mayoría kirchnerista en la cámara alta termine con lo que considera un “avance desmedido” del Gobierno.
Éste, al parecer, será un año muy legislativo, algo que no sucedía últimamente.
Creo que en la década del ‘80 el Parlamento tuvo un rol importante a la hora de discutir las políticas públicas, entre otras cosas porque teníamos minoría en una de las cámaras. Hoy se repite una situación similar, que tal vez parezca muy novedosa porque veníamos con cinco o seis años de mayoría absoluta del oficialismo en ambas cámaras. Desde mi punto de vista, eso fue dañino porque trabó el debate, la discusión y la deliberación, que son recursos tan importantes como los naturales para progresar.
¿Que les gustaría lograr este año en la Cámara?
Hay que reparar el daño institucional que sufrió la república. Después, discutir el federalismo en la Argentina, que es letra muerta, que no existe, y hay que rediscutir la coparticipación en general y la del impuesto al cheque y el IVA. Presentamos un proyecto para gravar la renta financiera, que representaría unos 2.000 millones de pesos por año. Hay que rediscutir el sistema tributario. Es un tema tan sensible, tan complicado, que deberíamos —allí sí— buscar consensos. Hay que diseñar un sistema tributario más equitativo y que al mismo tiempo no conspire contra la inversión.
En las paredes del departamento que funciona como oficinas están las fotos de su padre cuando era presidente. Hay una en España junto al rey Juan Carlos I, parado Raúl Alfonsín un escalón más arriba para disimular la cabeza y media que le sacaba el monarca. Y otra con un grupo de intelectuales entre los que está Ernesto Sabato. Ricardo en sus gestos no tiene la severidad que tenía su padre. Son rasgos más amables, de alguien que tal vez militó menos en política o que entendió, después de haber crecido con un padre presidente de la República que no dudó en retar a los que lo chiflaron en la inauguración de la Exposición Rural o en responderle, en pleno tedeum, a un arzobispo que lo estaba criticando, que enojarse no sirve para ganar ninguna batalla. O que, en tiempos de crispación, es más conveniente diferenciarse.
Igualmente, Alfonsín dice que ese rasgo discutidor de su padre es algo que le gustaba y que no le disgusta en los Kirchner. “Yo no creo que esté mal que un presidente, un legislador, un ministro, conteste la opinión de un medio de comunicación. Eso es algo que me gusta de los Kirchner. Pero no me engaño: aunque puede haber dirigentes y medios de expresión que tienen una línea ideológica muy diferente, eso no justifica que vos trates a esa persona agrediéndola, con la cuota de violencia verbal que luego puede traducirse en otro tipo de violencia hacia abajo”, explica.
¿El Acuerdo Cívico va a poder consolidarse este año?
Vamos a trabajar para eso. Hay que preservar su integridad y extenderlo a otras fuerzas progresistas afines. Yo no me voy a enganchar en ninguna discusión mediática entre las fuerzas del Acuerdo Cívico que pueda poner en riesgo su consolidación. Si la sociedad cree que el progresismo pasa por el Gobierno, la salida va a venir por derecha. Eso no es progresismo. Creo que en este Gobierno se da una mezcla de falso progresismo, pero además hay una gran incapacidad de gestión técnica y política. Agredir, confrontar y crispar revela incapacidad para comprender cuáles son las condiciones que hay que generar para que las políticas den los resultados que uno quiere.
¿No confía en la convicción ideológica del oficialismo?
La mayoría de los dirigentes que hoy están en el Gobierno acompañó todas las políticas de los noventa. Todos, incluso Kirchner, incluso Cristina (Fernández de Kirchner). Absolutamente todos. Kirchner decía que (Domingo) Cavallo era el mejor ministro de Economía desde 1950 y que Menem era el mejor presidente. Mi pregunta es: ¿se arrepintieron o son pragmáticos? ¿Si mañana los vientos soplan desde la derecha, se pasan a la derecha?
¿Y usted qué cree?
Yo creo que sí. Discutir el progresismo de este Gobierno es como discutir el sexo de los ángeles. No son progresistas ni son no-progresistas, son lo que ellos creen que asegura un resultado electoral en determinado momento, aunque las cosas que tengan que hacer para obtenerlo sean perjudiciales para la República. No digo todos, pero gran parte. Y si no, ¿por qué estaban en la década de 1990 donde estaban? Y no eran aliados tibios, sino fervorosos defensores de las políticas neoliberales, y decían que los radicales atrasábamos, éramos profanos, no comprendíamos nada. Eso jamás lo podría haber dicho el radicalismo. Jamás.
¿Cómo explica el resurgimiento radical? La muerte de su padre no puede ser la única razón…
La recuperación del partido tiene que ver con dos cambios importantes en la cultura política argentina: la reivindicación del diálogo, que tenía mala prensa, y la valoración adecuada acerca del rol que cumplen las instituciones en términos de progreso y crecimiento. Hoy la sociedad también comprende que nuestra preocupación por la república y lo institucional, que algunos tildan de fetichismo, tiene que ver con la necesidad de crear condiciones que nos hagan crecer de manera sostenida en el tiempo.
La construcción ideológica del Acuerdo la conforman la UCR y el socialismo, pero mediáticamente lo conforman Elisa Carrió intentado “deconstruir” la figura de Julio Cobos y Cobos haciendo sólo lo que lo puede llevar un poco más cerca de su candidatura. ¿Cómo hace el radicalismo frente a eso?
Este acuerdo lo construimos los militantes de cada una de las fuerzas y la sociedad. Y lo están deconstruyendo los dirigentes. Me parece que vamos a ser sancionados por la sociedad. Creo que cometimos un error, no sé si todos, pero no fuimos capaces de institucionalizar el Acuerdo Cívico en una organización suprapartidaria. Tengo muy buena relación con (Hermes) Binner, Margarita Stolbizer, “Lilita” y Cobos, y voy a hacer todo lo que pueda para tratar de cuidar el Acuerdo Cívico, consciente de que es difícil. Nada es fácil en política, ni en la vida.
¿Rescata algo de los Kirchner?
Ningún Gobierno hace todo mal o todo bien. Éste hizo cosas que están bien. Por ejemplo, lo de la Corte Suprema, la renegociación de la deuda está bien, o la posición que asumieron cuando se pusieron firmes frente a algunas empresas que querían dolarizar las tarifas. La idea de que el mercado interno debe ser fortalecido, de que la demanda debe ser fuerte porque no existe posibilidad de lograr tener espacios importantes en el mercado interno si no fortalecemos el mercado externo, nos parece del mismo modo una idea buena. Pero también nos parece que hay que fortalecer la oferta interna, y alimentar la inversión y el crecimiento, porque si no se genera lo que se está produciendo hoy: la inflación. ¡Fíjese lo que hicieron con la carne! Quisieron tener precios baratos, pero para eso hicieron el desastre de conspirar contra las posibilidades de desarrollo del sector y ahora tenemos menor hacienda que antes y precios más caros. Nadie hace todo mal y todo bien.
¿Territorialmente, el gran desafío del Acuerdo es la Provincia de Buenos Aires?
Sí, en la provincia y la Capital. Aunque de la provincia, en el Gran Buenos Aires, porque en el interior tenemos un partido fuerte que puede llegar a gobernar en cualquier momento. En el Gran Buenos Aires tenemos dificultades y debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a mejorar la relación del partido con ese segmento.
¿Se siente fuerte como para aspirar a una candidatura en 2011?
¿Quién se puede sentir fuerte? Siempre la tarea política es colectiva. Yo no voy a hacer nada que complique las posibilidades del partido. Nunca concebí la política en términos de proyecto personal. La vocación de poder la coloco en el partido, en sus ideas acerca de cómo se organiza la sociedad, en sus principios, en su programa. Si algún día me toca la responsabilidad, porque algún sector mayoritario del partido lo cree así, bueno, sí, aceptaría, cómo no.
¿Y cree que llegaría a 2011 para consolidarse como candidato frente a la sociedad?
Yo creo que está muy lejos 2011. En un país más estable un año y medio es cerca, pero en la Argentina, un año y medio es lejísimos. El 10 de diciembre de 2007, cuando asumió Cristina Kirchner y medía el 80 por ciento en todas las encuestas, ¿quién podía pensar que en marzo iba a medir 25 por ciento? ¿Y que Cobos, que era un dirigente importante pero que no se incluía en las mediciones, podía estar midiendo el 70 por ciento a los 90 días de la asunción de la presidenta? Bueno, yo creo que en la Argentina van a pasar todavía muchas cosas de este tipo, que van a hacer que los escenarios se vayan modificando, de manera que hacer proyecciones me parece apresurado.
Una vez fuera del Gobierno, ¿Cobos va a poder mantener esa valoración? Ahora, desde la vicepresidencia funciona como contrapeso del kirchnerismo.
Creo que no es solamente una cuestión de imagen, sino que la gente entiende que es un hombre racional, sensato, de diálogo, de convicciones, que por encima de los intereses sectoriales ubica el interés general, que busca consensos. En otros tiempos, la sociedad no valoraba esos rasgos. Si no, no hubiera podido ganar Kirchner tantas elecciones hasta 2007. Y creo que va a conservar esa aceptación ciudadana, salvo que tenga que tomar decisiones que no coincidan con lo que la mayoría reclama. Ahora, claro, cuando empiece la campaña, si él es candidato del Acuerdo Cívico, deberá renunciar o pedir licencia de la vicepresidencia, como él mismo dijo.
¿Quién va a ser el adversario a vencer en 2011 para ustedes, Kirchner o la derecha?
Yo creo que el opositor más fuerte va a estar en la centroderecha, en torno a la cual se va a organizar el peronismo, que se siente más cómodo en ese lugar. Está Carlos Reutemann por un lado, si es capaz de resolver sus dudas. Por otro lado está (Francisco) De Narváez, que desde mi punto de vista no puede ser presidente, aunque él dice que irá a la Justicia. Y Felipe Solá, al que me cuesta más ubicar en ese espectro, pero su alianza con De Narváez nos hace pensar que las diferencias no son tan grandes. Porque nadie duda de que De Narváez y Macri son hombres de la centroderecha.
¿Y a Néstor Kirchner lo ve con alguna posibilidad electoral?
Posibilidad, sí. Es posible que se levante, se fortalezca. Pero si es probable, no lo sé. En política no hay que presentar el certificado de defunción de nadie. Y nosotros los radicales somos un ejemplo de eso.
10-03-2010 / Ricardo Alfonsín reconoce algunos aciertos del oficialismo, aunque niega que los Kirchner sean progresistas. El nuevo Congreso y las chances de Cobos.
No da nombres, no quiere darlos. “La sociedad se tiene que dar cuenta de quiénes son los que actúan de manera seria y quiénes no”, dice Ricardo Alfonsín, mientras se arremanga un poco más la camisa, como quien dice: “Yo no escondo nada, ustedes ya saben”. Afuera, otra tormenta tropical azota Buenos Aires. Adentro, en las oficinas del quinto piso sobre la avenida Santa Fe que pertenecieron a su padre, Alfonsín agarra el control del aire acondicionado y lo pone un poco más fuerte. A los 58 años, y aunque tiene un apellido con profundas resonancias históricas, sigue pareciendo alguien nuevo en la política.
Ricardo vivió y militó casi toda su vida en Chascomús. “En casa, a mis hermanos y a mí la política nos gustaba desde la orilla”, recuerda, claro, con una metáfora lacustre. “No sé qué fue lo que cambió. Creo que la idea de que empezaba a distanciarse cada vez más la sociedad de la política influyó mucho para que me metiera a full en ella”.
Ahora, después de haber asumido su banca como diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, en una fórmula que integró junto a Margarita Stolbizer y en la que obtuvieron un 21,48 por ciento de los votos, Alfonsín se prepara para un año en el que el Congreso será crucial en la definición de la política argentina. “No vamos a poner palos en la rueda, pero vamos a tener los espacios de poder desde los cuales manifestar nuestra discrepancia con el oficialismo”, señala. Y confía que la pérdida de la mayoría kirchnerista en la cámara alta termine con lo que considera un “avance desmedido” del Gobierno.
Éste, al parecer, será un año muy legislativo, algo que no sucedía últimamente.
Creo que en la década del ‘80 el Parlamento tuvo un rol importante a la hora de discutir las políticas públicas, entre otras cosas porque teníamos minoría en una de las cámaras. Hoy se repite una situación similar, que tal vez parezca muy novedosa porque veníamos con cinco o seis años de mayoría absoluta del oficialismo en ambas cámaras. Desde mi punto de vista, eso fue dañino porque trabó el debate, la discusión y la deliberación, que son recursos tan importantes como los naturales para progresar.
¿Que les gustaría lograr este año en la Cámara?
Hay que reparar el daño institucional que sufrió la república. Después, discutir el federalismo en la Argentina, que es letra muerta, que no existe, y hay que rediscutir la coparticipación en general y la del impuesto al cheque y el IVA. Presentamos un proyecto para gravar la renta financiera, que representaría unos 2.000 millones de pesos por año. Hay que rediscutir el sistema tributario. Es un tema tan sensible, tan complicado, que deberíamos —allí sí— buscar consensos. Hay que diseñar un sistema tributario más equitativo y que al mismo tiempo no conspire contra la inversión.
En las paredes del departamento que funciona como oficinas están las fotos de su padre cuando era presidente. Hay una en España junto al rey Juan Carlos I, parado Raúl Alfonsín un escalón más arriba para disimular la cabeza y media que le sacaba el monarca. Y otra con un grupo de intelectuales entre los que está Ernesto Sabato. Ricardo en sus gestos no tiene la severidad que tenía su padre. Son rasgos más amables, de alguien que tal vez militó menos en política o que entendió, después de haber crecido con un padre presidente de la República que no dudó en retar a los que lo chiflaron en la inauguración de la Exposición Rural o en responderle, en pleno tedeum, a un arzobispo que lo estaba criticando, que enojarse no sirve para ganar ninguna batalla. O que, en tiempos de crispación, es más conveniente diferenciarse.
Igualmente, Alfonsín dice que ese rasgo discutidor de su padre es algo que le gustaba y que no le disgusta en los Kirchner. “Yo no creo que esté mal que un presidente, un legislador, un ministro, conteste la opinión de un medio de comunicación. Eso es algo que me gusta de los Kirchner. Pero no me engaño: aunque puede haber dirigentes y medios de expresión que tienen una línea ideológica muy diferente, eso no justifica que vos trates a esa persona agrediéndola, con la cuota de violencia verbal que luego puede traducirse en otro tipo de violencia hacia abajo”, explica.
¿El Acuerdo Cívico va a poder consolidarse este año?
Vamos a trabajar para eso. Hay que preservar su integridad y extenderlo a otras fuerzas progresistas afines. Yo no me voy a enganchar en ninguna discusión mediática entre las fuerzas del Acuerdo Cívico que pueda poner en riesgo su consolidación. Si la sociedad cree que el progresismo pasa por el Gobierno, la salida va a venir por derecha. Eso no es progresismo. Creo que en este Gobierno se da una mezcla de falso progresismo, pero además hay una gran incapacidad de gestión técnica y política. Agredir, confrontar y crispar revela incapacidad para comprender cuáles son las condiciones que hay que generar para que las políticas den los resultados que uno quiere.
¿No confía en la convicción ideológica del oficialismo?
La mayoría de los dirigentes que hoy están en el Gobierno acompañó todas las políticas de los noventa. Todos, incluso Kirchner, incluso Cristina (Fernández de Kirchner). Absolutamente todos. Kirchner decía que (Domingo) Cavallo era el mejor ministro de Economía desde 1950 y que Menem era el mejor presidente. Mi pregunta es: ¿se arrepintieron o son pragmáticos? ¿Si mañana los vientos soplan desde la derecha, se pasan a la derecha?
¿Y usted qué cree?
Yo creo que sí. Discutir el progresismo de este Gobierno es como discutir el sexo de los ángeles. No son progresistas ni son no-progresistas, son lo que ellos creen que asegura un resultado electoral en determinado momento, aunque las cosas que tengan que hacer para obtenerlo sean perjudiciales para la República. No digo todos, pero gran parte. Y si no, ¿por qué estaban en la década de 1990 donde estaban? Y no eran aliados tibios, sino fervorosos defensores de las políticas neoliberales, y decían que los radicales atrasábamos, éramos profanos, no comprendíamos nada. Eso jamás lo podría haber dicho el radicalismo. Jamás.
¿Cómo explica el resurgimiento radical? La muerte de su padre no puede ser la única razón…
La recuperación del partido tiene que ver con dos cambios importantes en la cultura política argentina: la reivindicación del diálogo, que tenía mala prensa, y la valoración adecuada acerca del rol que cumplen las instituciones en términos de progreso y crecimiento. Hoy la sociedad también comprende que nuestra preocupación por la república y lo institucional, que algunos tildan de fetichismo, tiene que ver con la necesidad de crear condiciones que nos hagan crecer de manera sostenida en el tiempo.
La construcción ideológica del Acuerdo la conforman la UCR y el socialismo, pero mediáticamente lo conforman Elisa Carrió intentado “deconstruir” la figura de Julio Cobos y Cobos haciendo sólo lo que lo puede llevar un poco más cerca de su candidatura. ¿Cómo hace el radicalismo frente a eso?
Este acuerdo lo construimos los militantes de cada una de las fuerzas y la sociedad. Y lo están deconstruyendo los dirigentes. Me parece que vamos a ser sancionados por la sociedad. Creo que cometimos un error, no sé si todos, pero no fuimos capaces de institucionalizar el Acuerdo Cívico en una organización suprapartidaria. Tengo muy buena relación con (Hermes) Binner, Margarita Stolbizer, “Lilita” y Cobos, y voy a hacer todo lo que pueda para tratar de cuidar el Acuerdo Cívico, consciente de que es difícil. Nada es fácil en política, ni en la vida.
¿Rescata algo de los Kirchner?
Ningún Gobierno hace todo mal o todo bien. Éste hizo cosas que están bien. Por ejemplo, lo de la Corte Suprema, la renegociación de la deuda está bien, o la posición que asumieron cuando se pusieron firmes frente a algunas empresas que querían dolarizar las tarifas. La idea de que el mercado interno debe ser fortalecido, de que la demanda debe ser fuerte porque no existe posibilidad de lograr tener espacios importantes en el mercado interno si no fortalecemos el mercado externo, nos parece del mismo modo una idea buena. Pero también nos parece que hay que fortalecer la oferta interna, y alimentar la inversión y el crecimiento, porque si no se genera lo que se está produciendo hoy: la inflación. ¡Fíjese lo que hicieron con la carne! Quisieron tener precios baratos, pero para eso hicieron el desastre de conspirar contra las posibilidades de desarrollo del sector y ahora tenemos menor hacienda que antes y precios más caros. Nadie hace todo mal y todo bien.
¿Territorialmente, el gran desafío del Acuerdo es la Provincia de Buenos Aires?
Sí, en la provincia y la Capital. Aunque de la provincia, en el Gran Buenos Aires, porque en el interior tenemos un partido fuerte que puede llegar a gobernar en cualquier momento. En el Gran Buenos Aires tenemos dificultades y debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a mejorar la relación del partido con ese segmento.
¿Se siente fuerte como para aspirar a una candidatura en 2011?
¿Quién se puede sentir fuerte? Siempre la tarea política es colectiva. Yo no voy a hacer nada que complique las posibilidades del partido. Nunca concebí la política en términos de proyecto personal. La vocación de poder la coloco en el partido, en sus ideas acerca de cómo se organiza la sociedad, en sus principios, en su programa. Si algún día me toca la responsabilidad, porque algún sector mayoritario del partido lo cree así, bueno, sí, aceptaría, cómo no.
¿Y cree que llegaría a 2011 para consolidarse como candidato frente a la sociedad?
Yo creo que está muy lejos 2011. En un país más estable un año y medio es cerca, pero en la Argentina, un año y medio es lejísimos. El 10 de diciembre de 2007, cuando asumió Cristina Kirchner y medía el 80 por ciento en todas las encuestas, ¿quién podía pensar que en marzo iba a medir 25 por ciento? ¿Y que Cobos, que era un dirigente importante pero que no se incluía en las mediciones, podía estar midiendo el 70 por ciento a los 90 días de la asunción de la presidenta? Bueno, yo creo que en la Argentina van a pasar todavía muchas cosas de este tipo, que van a hacer que los escenarios se vayan modificando, de manera que hacer proyecciones me parece apresurado.
Una vez fuera del Gobierno, ¿Cobos va a poder mantener esa valoración? Ahora, desde la vicepresidencia funciona como contrapeso del kirchnerismo.
Creo que no es solamente una cuestión de imagen, sino que la gente entiende que es un hombre racional, sensato, de diálogo, de convicciones, que por encima de los intereses sectoriales ubica el interés general, que busca consensos. En otros tiempos, la sociedad no valoraba esos rasgos. Si no, no hubiera podido ganar Kirchner tantas elecciones hasta 2007. Y creo que va a conservar esa aceptación ciudadana, salvo que tenga que tomar decisiones que no coincidan con lo que la mayoría reclama. Ahora, claro, cuando empiece la campaña, si él es candidato del Acuerdo Cívico, deberá renunciar o pedir licencia de la vicepresidencia, como él mismo dijo.
¿Quién va a ser el adversario a vencer en 2011 para ustedes, Kirchner o la derecha?
Yo creo que el opositor más fuerte va a estar en la centroderecha, en torno a la cual se va a organizar el peronismo, que se siente más cómodo en ese lugar. Está Carlos Reutemann por un lado, si es capaz de resolver sus dudas. Por otro lado está (Francisco) De Narváez, que desde mi punto de vista no puede ser presidente, aunque él dice que irá a la Justicia. Y Felipe Solá, al que me cuesta más ubicar en ese espectro, pero su alianza con De Narváez nos hace pensar que las diferencias no son tan grandes. Porque nadie duda de que De Narváez y Macri son hombres de la centroderecha.
¿Y a Néstor Kirchner lo ve con alguna posibilidad electoral?
Posibilidad, sí. Es posible que se levante, se fortalezca. Pero si es probable, no lo sé. En política no hay que presentar el certificado de defunción de nadie. Y nosotros los radicales somos un ejemplo de eso.
LEOPOLDO MOREAU
“LOS KIRCHNER, JUEZ Y CARRIO NO PUEDEN JUGARSE EL PAIS EN UN TRUCO DE CUATRO”
NOTA PUBLICADA POR MARIA INES LLITERAS
En un local repleto del Comité de la Unión Cívica Radical de la localidad de Baradero, el dirigente de ese partido, Leopoldo Moreau replicó duramente a Elisa carrió al sostener que: “La sociedad elogia la actitud de responsabilidad del radicalismo, que lo aleja de los extremos que en el oficialismo y en la oposición pretenden fogonear una confrontación que sólo puede terminar dañando al pueblo argentino y frustrando sus posibilidades de tener una mejor economía, una mejor educación y una mejor distribución del ingreso.
“LOS KIRCHNER, JUEZ Y CARRIO NO PUEDEN JUGARSE EL PAIS EN UN TRUCO DE CUATRO”
NOTA PUBLICADA POR MARIA INES LLITERAS
En un local repleto del Comité de la Unión Cívica Radical de la localidad de Baradero, el dirigente de ese partido, Leopoldo Moreau replicó duramente a Elisa carrió al sostener que: “La sociedad elogia la actitud de responsabilidad del radicalismo, que lo aleja de los extremos que en el oficialismo y en la oposición pretenden fogonear una confrontación que sólo puede terminar dañando al pueblo argentino y frustrando sus posibilidades de tener una mejor economía, una mejor educación y una mejor distribución del ingreso.
Nadie quiere –agregó Moreau- que Néstor y Cristina Kirchner y Elisa Carrió y Luis Juez arrastren a la política hacia el abismo, jugando un truco de cuatro. Los argentinos se merecen algo mejor que eso”.
Buenos Aires, 10 de marzo de 2010
Buenos Aires, 10 de marzo de 2010
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