LOS MUCHACHOS PERONISTAS
El peronismo no pasa la prueba de la memoria
por Alvaro Abos
La maldición de Funes
Ireneo Funes era un muchacho de Fray Bentos, dotado de una memoria prodigiosa. Si para la mayoría de las personas la amnesia es un grave peligro, pues prenuncia la decadencia vital, para Funes la amnesia hubiera sido una bendición. La memoria, Funes la padecía "como un vaciadero de basura". Recordaba sin cesar cada dolor, cada decepción . "Discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción; de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad." No tenía el consuelo del olvido, el pobre Funes, ni siquiera durante ese benévolo paréntesis que es el sueño.
por Alvaro Abos
La maldición de Funes
Ireneo Funes era un muchacho de Fray Bentos, dotado de una memoria prodigiosa. Si para la mayoría de las personas la amnesia es un grave peligro, pues prenuncia la decadencia vital, para Funes la amnesia hubiera sido una bendición. La memoria, Funes la padecía "como un vaciadero de basura". Recordaba sin cesar cada dolor, cada decepción . "Discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción; de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad." No tenía el consuelo del olvido, el pobre Funes, ni siquiera durante ese benévolo paréntesis que es el sueño.
Traigo a colación el personaje inventado hace sesenta y cinco años por Jorge Luis Borges en el cuento Funes el memorioso ante la ronda de candidaturas y posibles alianzas para las elecciones de octubre. Ese desfile puede convertirse en una pesadilla para quienes, sin llegar, ni mucho menos, a la memoria inclemente de Funes, tampoco hemos caído en la amnesia.
¿Cómo olvidar qué han hecho en los últimos años la mayoría de los hombres sobre cuyas reuniones y proyectos la prensa nos ilustra en detalle? Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Daniel Scioli, Luis Barrionuevo, Felipe Solá, Néstor Kirchner. Protagonistas de los hechos que en los últimos 25 años han conducido a este presente poco auspicioso de la Argentina.
Son el peronismo realmente existente. Una sombra de lo que alguna vez fue un poderoso movimiento social, que expresó fuerzas nuevas y encarnó cambios históricos. Hoy, es el Gran Partido Oficial, una Nomenklatura, una liga de barones con canonjías inmutables, que repiten eternas rencillas y distanciamientos a los que siguen eternas reconciliaciones. Se me dirá: es injusto medir a tantos nombres con la misma vara. ¿Acaso no hay diferencias entre ellos?
Sin duda que las hay, pero, si se mira la política argentina con un mínimo de perspectiva, no puede negarse que todos esos nombres provienen de un tronco común. Es el peronismo posterior a la dictadura militar, adaptado a las normas democráticas que, desde comienzos de la década de los ochenta del siglo XX, imperan en el mundo y en América latina. Ese tronco tiene una genealogía: todos los reyes, reinas y alféreces peronistas que juegan hoy en el tablero fueron peones de Carlos Menem, el político que instaló al partido peronista en el poder, un lugar que desde 1989 ocupa con muy fugaces intermitencias. No es necesario ser un Funes para recordarlos. Eduardo Duhalde fue, durante muchos de los diez años en los que Menem ejerció el poder, el delfín del riojano. Que luego Duhalde haya incurrido en el juego de la traición (ese que el peronismo practica de manera casi genética) a Menem (o viceversa) no atenúa dicha verdad. Eduardo Duhalde es hijo político de Carlos Menem. Felipe Solá fue ministro de Menem; Kirchner fue gobernador de Menem; Reutemann fue llevado a la política por Menem y llegó a la casa de gobierno de Santa Fe de la Veracruz de la mano de Carlos Menem. ¿Acaso puede decirse otra cosa de Carlos Ruckauf, de cada uno de los Rodríguez Saá y de José Manuel de la Sota, para citar a los barones en activo, o de otros caciques hoy en retiro, como José Luis Manzano y Carlos Grosso? Y los supuestos portadores de sangre nueva, como el gobernador Scioli, ¿acaso no fueron aportes a la política que también debemos a Menem, especialista en atraer hacia el poder a figuras de la farándula y el deporte? A nadie puede negársele el derecho de renovarse, de cambiar, de evolucionar. En una historia tan agitada como la argentina contemporánea, no hay inocentes, salvo que se haya nacido en probeta. Por otra parte, hay ya varias generaciones de argentinos que no han conocido más horizonte que las internas peronistas. Quien tiene menos de 40 años -y hasta podría decir menos de 45- no ha visto otra cosa que ese predominio y los esfuerzos titánicos y frustrados del no peronismo para reemplazarlo. Pero, en tal caso, una mirada crítica ha de interrogar a esas "nuevas" figuras sobre su relación con los patrones genéticos menemistas, toda vez que ello tiene que ver con los problemas que hoy mismo afligen al país.
Lo que recalco es la hipocresía de quienes, inevitablemente, provienen de ese tronco, a cuyos valores, por fuerza, adhirieron, pero que se travisten con identidades diversas para favorecerse con la amnesia contemporánea. El travestismo es fácilmente detectable. La marca de fábrica del peronismo realmente existente es el predominio de la reproducción infinita del poder. La confrontación entre los barones peronistas contiene siempre, como el fruto a su carozo, la fidelidad a ese mandamiento que reza: "Lo importante es el poder, a cualquier costo".
La alharaca de los conflictos intraperonistas a veces parece ocultar ese núcleo vital. La descendencia que el peronismo genera sin cesar viene, con frecuencia, disfrazada de antagonismo. Lo que acabo de escribir le viene como anillo al dedo a Néstor Kirchner, pero es aplicable a sus antiguos acólitos, esos que hoy se están convirtiendo en sus nuevos cuestionadores.
En un espacio que parecía distinto, parece reproducirse ese rasgo con el que el peronismo infinito contamina incluso a aquellos que por cronología o ideología se dicen lejanos a él. Gabriela Michetti fue elegida para ejercer un cargo de la Ciudad de Buenos Aires. Si renuncia a dicha función para postularse como legisladora, opta por el internismo. Se alega que el Pro la necesita otra vez como candidata, y ella "se sacrifica" porque "el partido no tiene otra personalidad conocida". Pero si los ciudadanos la han votado, debe trabajar en el gobierno del que forma parte y desplegar allí la energía civil que la sociedad creyó ver en la candidata. Si su partido tiene o no personalidades electoralmente idóneas, es un problema de su partido, no de la sociedad a la que hoy Gabriela Michetti representa. En este caso, la impaciencia es la contracara de la amnesia. Aún más inexplicable es lo de Felipe Solá, de quien se dice que renunciaría a la banca de diputado, que ya ocupa, para postularse como candidato... ¡a diputado!
¡Qué difícil es concebir la función pública como sencillo servicio a la comunidad! Un cargo representativo es un "encargo" concreto y específico. Sólo en segundo lugar debería ser peldaño o eslabón para una carrera política personal.
¡Ya no hay Funes! El vertiginoso presente, con su salvaje catarata de sobreinformación, abrumaría hasta el privilegiado cerebro inventado por Borges. Pero los políticos tampoco deben menospreciar la memoria de sus representados. Algo recordamos, todavía.
por Marcelo Stubrin, nota de Marzo 2009.
Publicación para la revista del Instituto Moisés Lebensohn
Debemos combatir un mito, una profecía de medio siglo: “el peronismo de las mil caras se prepara, para intentar conservar el poder”.
Allá van a confundir, en alegre caravana. Toneladas de maquillaje harán falta para disimular la realidad. Siempre el mismo argumento repetido hasta el cansancio.
Los giros de la calesita los marean un poco, pero algo atontados repiten el libreto como si fuera noche de estreno. Lo hicieron con Menem, cuando abandonaron a Cafiero, con Duhalde cuando se olvidaron de Menem, con Kirchner cuando gritaron al unísono “a rey muerto rey puesto”.
La actual presentación es más grotesca pero tiene idéntica matriz. Se trata de un terceto de “ricos y famosos” que puede llenar la pantalla con un palabrerío insustancial.
Los publicistas aconsejan: Insulten a Kirchner -que se enoja rápido- conviértanse en la opción, que nos quedamos con todo. Esta es una elección parlamentaria, ya habrá tiempo el año próximo para preparar un candidato a Presidente que pueda consumar la mayor defraudación. Podremos elegir en los almuerzos de Mirtha da mas o menos igual. Pero eso sí, debe tener talante de galán maduro. No importa si es sojero, gauchesco, ingeniero o se tatuó.
Nietzsche convirtió a su Zaratustra en el maestro del eterno retorno de lo mismo. Es una concepción del tiempo que condena a vivir en una incesante repetición de las mismas situaciones.
Nosotros, entonces, estamos desafiados doblemente. La prepotencia del gobierno ya conocida y la gran estafa urdida desde el marketing del peronismo que se pretende reciclar.
Responderemos con una lógica ausente en los últimos años de vida política argentina. Con una novedad: nos proponemos reconvertir el sistema democrático, queremos una democracia de partidos nacionales. Desde los noventa han prevalecido los candidatos como figuras estelares. Todos han despreciado a sus organizaciones políticas, se han considerado superiores a ellas, las han tratado como trampolines para lograr ser nominados, las han manipulado y despreciado hasta el hartazgo.
Las principales consecuencias fueron variadas y negativas. Entre ellas destaco dos: a) la alta imprevisibilidad de gobiernos en los cuales los presidentes gobiernan rodeados por pequeños círculos y b) un mecanismo que obtiene gobernabilidad a cambio de un encadenamiento de recursos públicos destinados a favorecer o perjudicar a los gobiernos locales. El resultado es evidente: bajísima calidad del sistema político e incapacidad del estado para vertebrar políticas de consenso destinadas a impactar correctamente en el mediano y el largo plazo. Prueba de ello son las oportunidades perdidas por el compromiso con el cortísimo plazo que siempre provoca crisis recurrentes de altísimo impacto social.
Para decirlo en otras palabras, un presidente que no debe dar cuentas a un partido, que gobierna sin controles y logra apoyo a cambio de prebendas, jamás será un estadista que piensa el futuro, por el contrario será inevitablemente un manipulador del corto plazo.
Esto es lo que se ha dado en llamar democracia delegativa, una especie de parodia con Presidentes que se piensan a sí mismos como reyes pero que en verdad son gigantes con los pies de barro, de un barro que se derrite en la primera tempestad. Esa es la regla que sufren los concentradores de poder, los más fieles son los primeros que abandonan, precisamente porque aprendieron bien la regla de nominación. Esto es lo Nietzscheano, el círculo se completa y ahora deberá tomar la misma medicina que dio a su antecesor.
Pero esta tragedia argentina repetitiva y circular, puede llegar a su fin. En gran medida depende de la UCR, de su dilatada militancia, de los cuadros políticos y técnicos que pueden exhibir juventud, trayectoria y decencia. La UCR es una colectividad de ideales organizada con el fin de servir a la nación, constituye la columna vertebral de la oposición, cuenta con representaciones dignas en todas las legislaturas del país, gobierna con éxito provincias, municipios, universidades e instituciones públicas de toda claseSus cuadros obtienen alto reconocimiento del sector privado y de la comunidad internacional que les confía liderazgos significativos.
Ha establecido acuerdos programáticos con partidos afines que constituyen la esperanza de cambio de millones de argentinos, se ha recuperado de la diáspora sufrida como secuela de la crisis del 2001 y se presenta con la energía y vitalidad necesaria para dar batalla al gobierno en los sectores populares. Está presente en toda la geografía del país y ha recuperado su espíritu de cuerpo, es decir la convicción de que la acción política es una empresa gregaria y que la biografía de cada uno de sus componentes adquiere sentido solamente cuando se encuadra con la historia.
Pero el radicalismo nunca se repite, al contrario, siempre cambia. Se adapta a los tiempos con la misma fe con que honra sus mejores tradiciones doctrinarias. Hay un hilo conductor en los principios pero se destaca por su capacidad para nutrirse de la realidad nacional y proponer alternativas a los principales problemas. Por eso constituye la principal organización política del país. Es verdad que subsisten problemas, pero hoy podemos anunciar que son menores. El individualismo y el localismo ceden frente a la gran prioridad nacional que consiste en edificar los cimientos de una nueva democracia amplificada y participativa.
Ahora que tendremos que lidiar con los efectos de una crisis internacional y local de impresionantes y aún desconocidas proporciones, ahora que se agotó el exitismo y se acabaron los tiempos de “tirar manteca al techo”, ahora más que nunca se requieren gobernantes responsables y capaces de establecer prioridades y amplios consensos nacionales para amortiguar daños y seleccionar las estrategias adecuadas. Ahora cuando tenemos que insertarnos en un mundo de oportunidades escasas resulta indispensable una visión internacional que nos permita interactuar como un país previsible, dotado de políticas permanentes, capaz de establecer alianzas duraderas y de influir con autoridad en el nuevo escenario regional y multilateral.
http://marcelostubrin.blogspot.com/2009/03/un-eterno-retorno.html
Publicación para la revista del Instituto Moisés Lebensohn
Debemos combatir un mito, una profecía de medio siglo: “el peronismo de las mil caras se prepara, para intentar conservar el poder”.
Allá van a confundir, en alegre caravana. Toneladas de maquillaje harán falta para disimular la realidad. Siempre el mismo argumento repetido hasta el cansancio.
Los giros de la calesita los marean un poco, pero algo atontados repiten el libreto como si fuera noche de estreno. Lo hicieron con Menem, cuando abandonaron a Cafiero, con Duhalde cuando se olvidaron de Menem, con Kirchner cuando gritaron al unísono “a rey muerto rey puesto”.
La actual presentación es más grotesca pero tiene idéntica matriz. Se trata de un terceto de “ricos y famosos” que puede llenar la pantalla con un palabrerío insustancial.
Los publicistas aconsejan: Insulten a Kirchner -que se enoja rápido- conviértanse en la opción, que nos quedamos con todo. Esta es una elección parlamentaria, ya habrá tiempo el año próximo para preparar un candidato a Presidente que pueda consumar la mayor defraudación. Podremos elegir en los almuerzos de Mirtha da mas o menos igual. Pero eso sí, debe tener talante de galán maduro. No importa si es sojero, gauchesco, ingeniero o se tatuó.
Nietzsche convirtió a su Zaratustra en el maestro del eterno retorno de lo mismo. Es una concepción del tiempo que condena a vivir en una incesante repetición de las mismas situaciones.
Nosotros, entonces, estamos desafiados doblemente. La prepotencia del gobierno ya conocida y la gran estafa urdida desde el marketing del peronismo que se pretende reciclar.
Responderemos con una lógica ausente en los últimos años de vida política argentina. Con una novedad: nos proponemos reconvertir el sistema democrático, queremos una democracia de partidos nacionales. Desde los noventa han prevalecido los candidatos como figuras estelares. Todos han despreciado a sus organizaciones políticas, se han considerado superiores a ellas, las han tratado como trampolines para lograr ser nominados, las han manipulado y despreciado hasta el hartazgo.
Las principales consecuencias fueron variadas y negativas. Entre ellas destaco dos: a) la alta imprevisibilidad de gobiernos en los cuales los presidentes gobiernan rodeados por pequeños círculos y b) un mecanismo que obtiene gobernabilidad a cambio de un encadenamiento de recursos públicos destinados a favorecer o perjudicar a los gobiernos locales. El resultado es evidente: bajísima calidad del sistema político e incapacidad del estado para vertebrar políticas de consenso destinadas a impactar correctamente en el mediano y el largo plazo. Prueba de ello son las oportunidades perdidas por el compromiso con el cortísimo plazo que siempre provoca crisis recurrentes de altísimo impacto social.
Para decirlo en otras palabras, un presidente que no debe dar cuentas a un partido, que gobierna sin controles y logra apoyo a cambio de prebendas, jamás será un estadista que piensa el futuro, por el contrario será inevitablemente un manipulador del corto plazo.
Esto es lo que se ha dado en llamar democracia delegativa, una especie de parodia con Presidentes que se piensan a sí mismos como reyes pero que en verdad son gigantes con los pies de barro, de un barro que se derrite en la primera tempestad. Esa es la regla que sufren los concentradores de poder, los más fieles son los primeros que abandonan, precisamente porque aprendieron bien la regla de nominación. Esto es lo Nietzscheano, el círculo se completa y ahora deberá tomar la misma medicina que dio a su antecesor.
Pero esta tragedia argentina repetitiva y circular, puede llegar a su fin. En gran medida depende de la UCR, de su dilatada militancia, de los cuadros políticos y técnicos que pueden exhibir juventud, trayectoria y decencia. La UCR es una colectividad de ideales organizada con el fin de servir a la nación, constituye la columna vertebral de la oposición, cuenta con representaciones dignas en todas las legislaturas del país, gobierna con éxito provincias, municipios, universidades e instituciones públicas de toda claseSus cuadros obtienen alto reconocimiento del sector privado y de la comunidad internacional que les confía liderazgos significativos.
Ha establecido acuerdos programáticos con partidos afines que constituyen la esperanza de cambio de millones de argentinos, se ha recuperado de la diáspora sufrida como secuela de la crisis del 2001 y se presenta con la energía y vitalidad necesaria para dar batalla al gobierno en los sectores populares. Está presente en toda la geografía del país y ha recuperado su espíritu de cuerpo, es decir la convicción de que la acción política es una empresa gregaria y que la biografía de cada uno de sus componentes adquiere sentido solamente cuando se encuadra con la historia.
Pero el radicalismo nunca se repite, al contrario, siempre cambia. Se adapta a los tiempos con la misma fe con que honra sus mejores tradiciones doctrinarias. Hay un hilo conductor en los principios pero se destaca por su capacidad para nutrirse de la realidad nacional y proponer alternativas a los principales problemas. Por eso constituye la principal organización política del país. Es verdad que subsisten problemas, pero hoy podemos anunciar que son menores. El individualismo y el localismo ceden frente a la gran prioridad nacional que consiste en edificar los cimientos de una nueva democracia amplificada y participativa.
Ahora que tendremos que lidiar con los efectos de una crisis internacional y local de impresionantes y aún desconocidas proporciones, ahora que se agotó el exitismo y se acabaron los tiempos de “tirar manteca al techo”, ahora más que nunca se requieren gobernantes responsables y capaces de establecer prioridades y amplios consensos nacionales para amortiguar daños y seleccionar las estrategias adecuadas. Ahora cuando tenemos que insertarnos en un mundo de oportunidades escasas resulta indispensable una visión internacional que nos permita interactuar como un país previsible, dotado de políticas permanentes, capaz de establecer alianzas duraderas y de influir con autoridad en el nuevo escenario regional y multilateral.
http://marcelostubrin.blogspot.com/2009/03/un-eterno-retorno.html
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