LAS ESPADAS SE CONVIRTIERON EN ARADOS
Por Ricardo Alfonsin
DIARIO PERFIL -
Con la firma del Tratado de Paz y Amistad, terminaba bien un capítulo nefasto de nuestra historia; un capítulo que podría haber terminado del peor de los modos: con una guerra fratricida que se hubiera cobrado tal vez cientos o miles de vidas, por obra y gracia de dos dictaduras sangrientas y enfermas de omnipotencia y delirios de grandeza. Hace 25 años se cerraba ese capítulo abierto seis años antes, cuando nuestros dos países estuvieron a un tris del enfrentamiento bélico en el sur patagónico, disputando el canal de Beagle.
La firma del acuerdo en el Vaticano fue un hito en la transición democrática y uno de los pilares del proceso de integración regional. En aquel momento, nuestras sociedades pudieron asumir el significado de aquella visión del profeta Isaías en el Antiguo Testamento: “De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra”.
Qué bueno sería que resonaran hoy esas palabras, acompañadas por el ejemplo de lo que hemos sabido construir luego de tantos enfrentamientos. Qué bueno sería que lo tuvieran en cuenta nuestros gobiernos y líderes de la región cuando quedan atrapados por las estrechas lógicas de las “pequeñas patrias”, los nacionalismos rancios y las competencias miopes, mientras tenemos tanto camino por recorrer y tanta tarea por realizar en la superación de nuestras diferencias y la construcción de la gran patria latinoamericana
Por Ricardo Alfonsin
DIARIO PERFIL -
Con la firma del Tratado de Paz y Amistad, terminaba bien un capítulo nefasto de nuestra historia; un capítulo que podría haber terminado del peor de los modos: con una guerra fratricida que se hubiera cobrado tal vez cientos o miles de vidas, por obra y gracia de dos dictaduras sangrientas y enfermas de omnipotencia y delirios de grandeza. Hace 25 años se cerraba ese capítulo abierto seis años antes, cuando nuestros dos países estuvieron a un tris del enfrentamiento bélico en el sur patagónico, disputando el canal de Beagle.
La firma del acuerdo en el Vaticano fue un hito en la transición democrática y uno de los pilares del proceso de integración regional. En aquel momento, nuestras sociedades pudieron asumir el significado de aquella visión del profeta Isaías en el Antiguo Testamento: “De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra”.
Qué bueno sería que resonaran hoy esas palabras, acompañadas por el ejemplo de lo que hemos sabido construir luego de tantos enfrentamientos. Qué bueno sería que lo tuvieran en cuenta nuestros gobiernos y líderes de la región cuando quedan atrapados por las estrechas lógicas de las “pequeñas patrias”, los nacionalismos rancios y las competencias miopes, mientras tenemos tanto camino por recorrer y tanta tarea por realizar en la superación de nuestras diferencias y la construcción de la gran patria latinoamericana
http://www.youtube.com/watch?v=l-vc3ej62Sc
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